Según las investigaciones, uno de cada cinco estadounidenses conoce a alguien que ha sido adicto a los opiáceos. Con esa premisa, científicos del Instituto Puget Sound de la Universidad de Washington-Tacoma han analizado moluscos en el puerto de Seattle y encontraron rastros de oxicodona, un narcótico altamente adictivo y uno de los opiáceos más frecuentemente utilizados en el país. Los investigadores creen que el químico terminó allí a través de plantas de tratamiento de aguas residuales de los ciudadanos de Seattle.
Y aunque las concentraciones fueron mucho menores que las que afectarían a un humano, plantea «preocupaciones» sobre la salud de las especies marinas. De hecho, estos moluscos también contenían cuatro tipos de tensioactivos sintéticos, los químicos que se encuentran en los detergentes y productos de limpieza, siete tipos de antibióticos, cinco tipos de antidepresivos, más de un fármaco antidiabético y un agente de quimioterapia. El equipo investigador inició el monitoreo de mejillones en el invierno de 2013 y realizó dos estudios adicionales en 2016 y 2018 para determinar que los moluscos de esa región sufren contaminación de un amplio rango de medicamentos.