El uso de fracturación hidráulica para extraer petróleo y gas natural desde las pizarras es una técnica común utilizada en todo el mundo. Sin embargo, debido a que la técnica requiere grandes cantidades de agua, surge la pregunta de si podría ocasionar escasez de agua o competencia con otros usos del agua, especialmente la agricultura. En un nuevo artículo en la revista AGU Earth’s Future, Lorenzo Rosa y su equipo evaluaron los impactos de la fracturación hidráulica en la disponibilidad local para la producción de alimentos y otras necesidades humanas y ambientales a nivel mundial.
Y así fue como develaron que el 30 por ciento de los depósitos de esquistos están ubicados en regiones áridas donde los acuíferos ya están siendo explotados para irrigar cultivos y entre el 31 y el 40 por ciento de los depósitos de esquisto se encuentran en áreas donde emergerá el estrés hídrico o se agravará por el fracking. Los investigadores concluyen que los lugares señalados en el mapa del estrés hídrico necesitarían planes de gestión del agua para garantizar que el fracking no afecte a otras necesidades humanas y ambientales del agua