El Oceanogràfic de Valencia reúne estos días a una veintena de investigadores de todo el mundo que están experimentando con una nueva generación tecnológica de sensores, con el objetivo de que el Big Data y la información “inteligente” lleguen muy pronto a las superficies oceánicas.
Hasta el momento, estas actividades eran llevadas a cabo por los buques oceanográficos, pero el costo económico es muy alto. Por eso, se prevee que en el futo próximo, diferentes especies marinas como delfines, tiburones, tortugas o crustáceos se convertirán en los exploradores de los océanos. Con los sensores en aletas o el lomo, almacenarán información, transmitirán los datos para ser procesados y evaluados.
A través de su instalación en diferentes ejemplares de animales marinos, estos sensores habilitarán una investigación más exhaustiva de sus movimientos, sus hábitos y su salud así como de su entorno submarino. Los datos conseguidos serán transmitidos a diversos centros, también en etapa de desarrollo. Además, el encuentro de Valencia ha permitido mostrar los avances del desarrollo en el diseño de sensores y sus maneras de resolver problemas como la alta presión del agua, la corrosión o el crecimiento de películas microbianas en su superficie, así como la reducción del tamaño de estos dispositivos.