La acumulación de plásticos en los mares y océanos de todo la Tierra se ha convertido en una de las preocupaciones ambientales más graves. Aparte del daño estético de esta contaminación, los residuos plásticos permanecen inalterables en la superficie marina y los fondos marinos durante décadas, y hasta se acumulan en el cuerpo de diversas especies de seres vivos.
Un equipo de investigadores dirigido por Amanda Dawson, de la Universidad Griffith (Australia), ha develado, casi por casualidad, una apitud especial en el kril antártico (Euphausia superba), una especie de gamba, un crustáceo que se alimenta de fitoplancton.
Lo imporante es que este crustáceo puede ingerir pequeñas piezas de plásticos de un tamaño menor a 5 milímetros (microplásticos) y los han defecado convertidos en residuos mucho más diminutos (nanoplásticos). Es decir que podrían ayudar a reducir el impacto ambiental de estos residuos. Además, los investigadores señalan que este proceso puede producirse en otras especies de kril, sin embargo, advierten que de momento solo han verificado una transformación física de la partículas de plástico y no su degradación química.