En Europa, Canarias es la región costera donde más tortugas marinas lesionadas son rescatadas del agua tras quedarse enredadas en plásticos o redes. En la mayoría de esos casos, el origen del problema está en la agricultura.
Ayer se dieron a conocer en el Museo Elder de la Ciencia los primeros resultados de cuatro programas internacionales de investigación de los océanos llevados a cabo por el Ministerio de Medio Ambiente y en los que participa la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).
Uno de dichos planes va dedicado a medir el impacto de los plásticos en el mar a través de las tortugas. Se trata de Indicit, un proyecto impulsado por instituciones científicas de Francia, Portugal, Italia, Grecia, España, Túnez y Turquía que propone hacer un seguimiento detallado de cómo afectan los plásticos en la vida de las tortugas marinas entre 2017 y 2019 en el Atlántico y el Mediterráneo.
La bióloga Ana Liria Loza, responsable del proyecto en la ULPGC, comenta que decidieron tomar a la tortuga como indicador de la presencia de los plásticos en los océanos porque se trata de animales que se desplazan con las grandes corrientes oceánicas.