El Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos anunció el jueves pasado que permitiría el ingreso de trofeos de caza de África. Dicha decisión se basó en el ambiguo fundamento de que al promover a los acaudalados cazadores de animales grandes a matar a las especies amenazadas, se promovería la recaudación de fondos para salvar esas mismas especies.
Esto generó un alud de respuestas desde los organismos defensores de los derechos de los animales y otros grupos ambientalistas; así como malestar entre el grupo demócrata y, también, dentro del mismo bloque republicano. El representante por California y presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la cámara baja, Ed Royce, inquirió al gobierno a detener la política que definió como “una acción incorrecta en el momento menos indicado”.
Sin embargo, el viernes pasado el presidente Trump declaró en Twitter que “suspende” dicha iniciativa porque necesita tiempo para pensar esta decisión. Esto sucedió solo dos días después de que su gestión intentara levantar el veto promovido por la gestión de Barack Obama en 2014 para luchar contra el rentable negocio del tráfico del marfil.
El levantamiento de la prohibición permitiría que se importaran desde Zimbabue y Zambia cabezas de elefantes, leones y otros animales perseguidos como trofeos de caza deportiva, a pesar de que dichas especies se encuentren en peligro de extinción.