En un acto en Roma, donde tienen sus respectivas sedes, la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) recordaron que la iniciativa debe partir de los propios gobiernos.
El director general de la FAO, José Graziano da Silva, destacó la vulnerabilidad de Centroamérica, y especialmente de la zona del Corredor Seco, frente al cambio climático, la pobreza extrema y la inseguridad alimentaria, fenómenos que se ven agravados por la desigualdad y la falta de oportunidades.
En un contexto en el que las sequías cada vez son “más erráticas e imprevisibles”, Da Silva llamó a aumentar la resiliencia y la adaptación al cambio climático, así como a mejorar la coordinación entre los países para dar continuidad a los programas de desarrollo que están en marcha en la región.
“La peor sequía en el Corredor Seco en los últimos 30 años”
El presidente del FIDA, Kanayo Nwanze, echó en falta una mayor atención a la que ha sido la peor sequía en el Corredor Seco en los últimos 30 años, que ha hecho que 3,5 millones de personas necesiten actualmente ayuda humanitaria.
En ese enorme territorio semiárido que abarca las costas pacíficas de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, la cosecha de cultivos ha caído entre un 50 y un 90 %, una situación de crisis que ha perjudicado sobre todo a los tres primeros países.
Nwanze reclamó la importancia de los seguros, el acceso al crédito y las redes de protección social para que los agricultores familiares puedan diversificar su producción y realizar inversiones que, sin los recursos necesarios, les resultan muy “arriesgadas”.
De lo contrario, cuando ocurran desastres naturales, estas personas “se verán obligadas a tomar decisiones drásticas como sacar a sus hijos de las escuelas, vender sus activos y migrar a las ciudades”, dijo.
Por su parte, la directora ejecutiva del PMA, Ertharin Cousin, llamó a extender los programas de resiliencia en la zona para acceder a un mayor número de comunidades de forma colectiva y destacó, entre otros proyectos, los sistemas de riego que se están desarrollando.
Para explicar el hambre en Centroamérica, el director subregional de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en México, Hugo Beteta, citó factores como el bajo Producto Interior Bruto, la alta concentración de la pobreza, el alto gasto que dedica la población pobre para comprar alimentos, los escasos recursos para la inversión y la nula regulación de los mercados.
“La oferta de alimentos cada vez es más volátil, incluida la del maíz (que es la principal fuente de proteínas en la región)”, subrayó Beteta, que lamentó la falta de infraestructuras para garantizar la seguridad alimentaria, al estar las existentes más enfocadas a la exportación de los productos.
Según la CEPAL, los desastres naturales han causado daños por valor de 23.000 millones de dólares en la región, donde el 60 % del impacto se concentró en la agricultura y el resto en infraestructuras.
Fuente y fotografía: Veo Verde