El Consejo de Ministros ha aprobado este viernes el real decreto por el que se declara como área protegida el denominado “Corredor de migración de cetáceos del Mediterráneo”. El paso implica el veto a las actividades relacionadas con la extracción de hidrocarburos dentro de esta nueva zona.
Esta nueva área protegida tendrá 46.385,7 kilómetros cuadrados (una superficie similar a la de Aragón) y está ubicada entre las islas Baleares y la Península. Es una zona fundamental para especies como el rorcual (que emplea como corredor migratorio), el cachalote, el zifio y varias clases de delfín y calderón. La presencia de estos cetáceos estaba constatada desde hacía décadas en diferentes estudios. Y también se conocía que los ruidos, como los que provocan los sondeos en busca de bolsas de hidrocarburos, tienen graves efectos en los cetáceos que desembocan en problemas de desorientación e, incluso, varamientos masivos. Estos efectos negativos también se han observado en tortugas marinas, que están presentes en la zona protegida.