Según un nuevo estudio realizado por científicos del Instituto de Ciencias del Mar y el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la toxicidad celular producida por compuestos de origen antropogénico ya ha alcanzado en el fondo marino de la Antártida. Las muestras de sedimentos antárticos proceden de varias estaciones a lo largo de más de 4.000 kilómetros del Mar de Weddell y frente a las costas de la Península Antártica.
Asimismo, se ha detectado actividad citotóxica en sedimentos marinos de zonas a más de 1.000 metros de profundidad. “A grandes profundidades, las bajas temperaturas y la ausencia de luz limitan la degradación de los contaminantes. Además, ahí no hay forma de aislarlos o limpiarlos. Su destino es acumularse en el fondo marino antártico, donde viven muchos organismos”, comenta el investigador del CSIC Enrique Isla del Instituto de Ciencias del Mar. Los organismos acuáticos y, en este caso, los que habitan en el fondo marino, podrían estar expuestos a compuestos de origen humano persistentes que se han detectado en el sedimento y que podrían incorporarse a la cadena trófica.