Hoy, 19 de noviembre, se celebra el Día Mundial del Saneamiento, también conocido como Día Mundial del Retrete. La temática de este año va sobre «las aguas residuales» y Naciones Unidas se plantea la siguiente pregunta: ¿A dónde van a parar las heces?
Una fuente de agua potable y una buena higiene, junto a un saneamiento mejorado, podrían prevenir cerca de 842.000 muertes cada año. Sin embargo el 60% de la población mundial, es decir, 4.500 millones de personas, no tienen acceso a un retrete que les permita la gestión de las heces de forma segura.
Por este motivo, para muchísimas personas en el mundo, los sistemas de saneamiento son inexistentes. Los datos indican que 869 millones de personas en el mundo practican la defecación al aire libre y no cuentan con acceso a un retrete. Asimismo, 1.800 millones de personas utilizan una fuente de agua potable no segura y sin protección contra la contaminación por restos fecales.
Esta situación desemboca en la propagación de enfermedades mortales y pone en peligro el progreso en materia de salud y la supervivencia infantil, de ahí la importancia de que existan sistemas de saneamiento adecuados. Para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, es necesario llevar un control de los deshechos humanos y su correcto tratamiento.
Por lo tanto, las heces de todos deben ser contenidas, transportadas, tratadas y desechadas de forma segura y sostenible. Muchas personas y entidades de diversos lugares del mundo siguen luchando para facilitar a los países en vías de desarrollo la posibilidad de ir al váter.