El gobierno de Kenia ha anunciado recientemente la prohibición del uso, fabricación e importación de las bolsas de plástico a nivel comercial y doméstico, una medida que entrará en vigor a partir de septiembre, según informa ABC.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), con sede en Nairobi, ha celebrado la medida, ya que a su juicio supone un gran avance en el esfuerzo global para acabar con los desechos plásticos que causan un daño «incalculable» en los ecosistemas.
«Kenia debe ser elogiada por su liderazgo ambiental. Es un gran ejemplo que espero que inspire a otros y ayude a impulsar nuevos compromisos», afirmó el director ejecutivo del PNUMA, Erik Solheim, tras conocer la decisión del Gobierno keniano.
Kenia se suma así a otros países africanos, como Ruanda y Marruecos, en prohibir las bolsas de plástico para proteger su ecosistema, aunque no es la primera vez que lo intenta.
Por ejemplo, en 2011 la Agencia Nacional de Gestión Ambiental (NEMA) prohibió las bolsas con menos de 0,6 milímetros de grosor, aunque la medida fracasó.
Según el PNUMA, cada año, en los supermercados kenianos, se entregan unas 100 millones de bolsas de plástico, que se han convertido en una de las principales causas de daño medioambiental, ya que matan a animales que las confunden con alimento y contaminan los lugares turísticos. También se convierten en lugares idóneos para la reproducción de mosquitos portadores de malaria y dengue.
Las bolsas de plástico son uno de los principales desafíos para la eliminación de los desechos urbanos en Kenia, especialmente en las comunidades más pobres, donde el acceso a los sistemas de gestión de residuos y la atención sanitaria es limitada.
Recientemente, el PNUMA lanzó una campaña mundial para eliminar en 2022 las principales fuentes de basura en los océanos, entre las que predomina el plástico. Cada año se arrojan más de 8 millones de toneladas de plástico a los océanos, el equivalente a verter un camión de basura lleno de plásticos cada minuto.