A escasos días de haber acabado con la recolección de las hortalizas y cítricos de invierno, los agricultores ya están preparando las tierras para la cosecha estival, pero sin la garantía de disponer de los recursos hídricos suficientes para sacarla adelante. Según las previsiones de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) en la Comarca de Cartagena, con el agua que actualmente almacenan los pantanos no hay bastante para todo lo que quieren sembrar, por lo que tendrán que depender del Trasvase Tajo-Segura. Las lluvias en al cabecera de esta infraestructura han dejado suficientes recursos como para trasvasarlos, por ello esperan no tener que echar mano de las desalinizadoras.

Aun así, a los agricultores no se les pasa por la cabeza reducir las hectáreas de producción, porque eso supondría no poder hacer frente a la demanda de sus clientes en Europa, tener problemas para pagar sus deudas, ante los bajos precios de los productos en invierno, y mandar al paro a decenas de trabajadores. Confían en que la temporada de la patata, que ya está teniendo buenos precios -el doble que el año pasado- y la de los melones, cuya recolección también ha comenzado ya en algunas zonas del Campo de Cartagena, minimice las pérdidas que supone comprar agua.

«Sabemos que no hay agua suficiente para todos los cultivos, pero no vamos a hacer como dicen algunos: dejar de sembrar. Lo que tienen que hacer los políticos es solucionarnos, de una vez por todas, el déficit hídrico que tenemos en esta Región, porque está visto que hemos sido el único sector que hemos mantenido los puestos de trabajo durante la crisis», dijo el presidente de COAG en Cartagena, Vicente Carrión.
En lo que va de año, el precio de las hortalizas ha caído en el campo, pero no en el mercado. Los empresarios agrícolas, apenas han tenido que echar mano de las desalinizadoras, a las que pagan 60 céntimos por cada metro cúbico de agua, siete veces más que por la del Trasvase. Se trata de un precio casi inasumible para la mayoría de los agricultores, pero que deben aceptar si quieren seguir trabajando.

La obligatoriedad de recurrir al agua desalinizada incrementará los gastos de los empresarios agrícolas, aunque no los precios que ellos reciben por cada kilo que venden. Las grandes superficies son las que marcan los precios y éstas no están dispuestas a pagar más a los productores.

Fuente: La Verdad