Los países deben seguir innovando frente a la escasez de agua provocada por el cambio climático, señaló hoy el Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, José Graziano da Silva, en un evento coorganizado con la Liga Árabe en el marco de la Conferencia bienal de la FAO.
En la región del Cercano Oriente y África del Norte, la disponibilidad de agua renovable per cápita es de unos 600 m3 por persona y año, lo que supone tan solo el 10 por ciento de la media mundial, y se trata de un volumen que cae hasta solamente 100 m3 en algunos países. Graziano da Silva alabó los progresos de los países del Cercano Oriente y de África del Norte, a pesar de los desafíos, en áreas como la desalinización, la recolección de agua, el riego por goteo y el tratamiento de las aguas residuales.
«Es fundamental promover vías para que la agricultura -y la producción alimentaria en general- utilicen menos agua y lo hagan de manera más eficiente», dijo. «El crecimiento demográfico y las consecuencias del cambio climático ejercerán más presión sobre la disponibilidad de agua en un futuro próximo. El cambio climático, en particular, plantea riesgos muy graves».
Los agricultores y los hogares rurales deberían estar en el centro de las estrategias para hacer frente a la escasez de agua, según el responsable de la FAO. «No sólo para alentarlos a adoptar tecnologías agrícolas más eficientes, sino también para asegurar el acceso al agua potable a las familias rurales pobres. Esto es vital para la seguridad alimentaria y una mejor nutrición».
La agricultura representa más del 80 por ciento del total del consumo de agua dulce en la región, alcanzando picos superiores al 90 por ciento en algunos países, entre ellos Yemen y Siria. Por consiguiente, las prácticas de gestión del agua de uso agrícola sostenibles y eficientes son clave para alcanzar el objetivo de desarrollo sostenible del Hambre Cero.
«El futuro de la región árabe está estrechamente ligado al problema de la escasez de agua», señaló por su parte el Secretario General de la Liga Árabe, Ahmed Abul-Gheith. «Hay una brecha importante –explicó- entre la oferta y la demanda en la región árabe cuando se trata no sólo del agua, sino también de los alimentos. Este déficit conlleva graves consecuencias políticas, económicas y de seguridad».