De seguir la tendencia actual, habrá más plástico que peces en los océanos para 2050, con más de cinco billones (millón de millones) de plástico, más de 260.000 toneladas, según informa Ecoportal. Además, se estima que los subsidios a la pesca dañina, que contribuyen a la sobrepesca, rondan los 35.000 millones de dólares, según la Organización de las Naciones Unidas.
“Si consideras que las exportaciones totales de mariscos y peces ascienden a 146.000 millones de dólares, estamos hablando de que por cada cinco dólares de productos marinos, un dólar está subsidiado”, indicó David Vivas, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, realizada del 5 al 9 de este mes.
Carrera hacia el abismo
No es una suma menor. La gente paga muy caro por el pescado a través de un plato o de sus impuestos, precisó Vivas.
La motivación económica crea una “carrera hacia el abismo”, pues las flotas compiten entre sí para capturar cada vez más peces en un momento en que los productos marinos son un recurso escaso, puntualizó el experto. Los subsidios “crean incentivos que agotan más rápido los recursos que si no estuvieran”, explicó.
Los hechos son impactantes: la comunidad internacional captura peces en un grado que no es sostenible desde el punto de vista biológico, según Unctad.
“Se explota 70 por ciento del mar Mediterráneo, y 90 por ciento del mar Negro”, indicó.
Alrededor de 56 por ciento del pescado procede de la captura silvestre y el restante, de la psicicultura, según datos de la ONU.
“La demanda se mantiene bastante fuerte, principalmente a instancias de la región asiática. Por ello, los países no solo van a Nueva York a considerar emitir una señal política”, indicó Lucas Assunçao, de Unctad, en referencia a la Conferencia de los Océanos.
“Están muy preocupados por este mercado considerable”, precisó.
Pesca ilegal
Además de lo subsidios a la pesca, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se concentra en la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, así como en el acceso a los mercados.
“No todos los países participan de forma equitativa”, indicó Assunçao, del mercado de peces y mariscos de casi 150.000 millones de dólares. “Los océanos son un bien global común que no beneficia a todos los países con costas de forma equitativa”, apuntó.
El valor de la pesca capturada de forma ilegal, no declarada y no reglamentada asciende a entre 10.000 millones y 23.000 millones de dólares al año, según la FAO.
Eso, así como los subsidios que fomentan la sobrepesca sin realizar esfuerzos para evitar la pesca ilegal explica el hecho de que haya 4,6 millones de buques pesqueros en el mundo.
Los océanos plantean desafíos y soluciones para la Agenda de Desarrollo Sostenible, y es fundamental realizar una gestión más cuidadosa para la seguridad alimentaria de hoy y de mañana, así como el sustento de cientos de millones de personas, dijo en la conferencia el director general de la FAO, José Graziano da Silva.
3.000 millones de personas dependen de la pesca
“Más de 3.000 millones de personas dependen del pescado para obtener proteína animal, mientras 300 millones necesitan pesquerías marinas, la vasta mayoría relacionada con la pesca de pequeña escala, la columna vertebral de los ecosistemas marinos y sociales costeros de muchos países en desarrollo”, añadió.
“La falta de sostenibilidad plantea muchos riesgos y conlleva un alto precio”, puntualizó Graziano da Silva. “En la actualidad, muchas pesquerías del mundo se caracterizan por un excesivo esfuerzo de pesca, baja productividad y rentabilidad inadecuada”, añadió.
Eso exacerba las presiones que llevaron a que se explotara casi una tercera parte de las reservas pesqueras marinas de forma no sostenible desde el punto de vista biológico, tres veces más que hace 40 años. La producción pesquera aumentaría en alrededor de 20 por ciento, lo que equivale a 32.000 millones de dólares al año, si los socios colaboraran para reconstruir las reservas, añadió.
La FAO desempeña un papel importante en el cumplimiento del 14 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para poner fin al flagelo de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada para 2020.
Esos métodos capturan 26 millones de toneladas de peces al año, la sexta parte de todo lo que se pesca en el mar y que asciende a 23.000 millones de dólares. También socava de forma indirecta los esfuerzos para asegurarse de que los recursos marinos se usen de forma sostenible.
Cómo combatir la pesca ilegal
Los esfuerzos internacionales contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada lograron avances en 2016, con la entrada en vigor del Acuerdo sobre Medidas del Estado rector de Puertos.
El tratado, mediado por la FAO, tiene ya 50 partes, entre las que se cuenta la Unión Europea, Indonesia, Estados Unidos y, pronto, Japón, así como los pequeños estados insulares.
El acuerdo otorga nuevos poderes a los funcionarios portuarios para verificar que cualquier barco visitante se atenga a las normas de pesca relevantes, como tener los permisos adecuados, respetar las cuotas y evitar las especies en riesgo.
El tratado también requiere que las partes respalden una efectiva implementación, asegurándose que todas tengan la capacidad técnica para cumplir con sus obligaciones. La FAO ya destinó más de 1,5 millones de dólares a esos esfuerzos, lo que Graziano da Silva describió como “capital inicial”, mientras se espera la contribución de los donantes.
La pesca ilegal, no declarada y no reglamentada “es una amenaza para la vida marina e impide el desarrollo y la prosperidad de países vulnerables y debe frenarse por completo”, señaló Sven Erik Bucht, el ministro de Asuntos Rurales de Suecia, que anunció el aporte de 5,4 millones de dólares a la FAO para combatir estos métodos dañinos.
Junto con Fiyi, Suecia promovió y presidió la Conferencia sobre los Océanos.
El aporte económico también ayudará al trabajo de la agencia sobre qué hacer con los aparejos de pesca descartados, que se convierten en basura oceánica a la vez que mata a los peces y en el Registro Mundial de Busques de Pesca, Transporte Refrigerado y Suministro, una plataforma que busca reunir información esencial y transparente a las personas encargadas de la gestión de la actividad.
La FAO también encabeza el Esquema de Documentación de Captura, que permite realizar un seguimiento a los peces, de la fuente hasta el mercado, lo que los consumidores piden cada vez más. Y a través de su Iniciativa de Crecimiento Azul, la agencia también se concentra en promover el desarrollo sostenible entre las comunidades pesqueras y costeras, en general.
¿De qué se trata la sobrepesca?
La sobrepesca ocurre cuando se capturan más peces que los permitidos para que la población se mantenga reproduciéndose de forma natural, explica el Fondo Mundial para la Naturaleza.
“Capturar el mayor número de peces posibles podrá parecer una práctica rentable, pero la sobrepesca tiene graves consecuencias. El resultado no solo afecta el equilibrio de la vida en los océanos, sino también el bienestar social y económico de las comunidades costeras, que dependen de la pesca para su supervivencia”, añadió.
Miles de millones de peces dependen de la pesca para obtener proteínas, y la pesca es el sustento principal de millones de personas en todo el mundo, añade WWF.
“Durante siglos, nuestros mares y océanos se han considerado una abundante fuente de alimentos. Pero la pesca creciente de los últimos 50 años, así como las prácticas poco sostenibles empujan a muchas poblaciones de peces al punto del colapso”, añadió.
Según el WWF, más de 85 por ciento de la pesca mundial está al borde del límite biológico, o lo pasó, y necesitan de una estricta gestión para restablecerla.
Mientras, varias agencias de la ONU, como la FAO, la Unctad y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, anunciaron su compromiso de reducir los subsidios dañinos. El asunto es “complicado y espinoso”, reconocen.
El compromiso implica pedirle a los países que presenten información sobre los subsidios que ofrecen y prohibir los que contribuyen a la sobrepesca, así como los que ofrecen un tratamiento que pueda significar un trato diferencial para los países en desarrollo.