A lo largo de distintas eras geológicas, las distintas formas de vida vienen sufriendo cambios, evolucionando o extinguiéndose, según los cambios en las condiciones climáticas. Así lo atestiguan los cientos de restos fósiles que vemos en los museos, pertenecientes a las distintas eras de hielo, deshielo y eventos de grandes extinciones.
Cambio de régimen de lluvias y sequías, selvas frondosas que se transforman gradualmente en sabanas, sabanas que se transforman en desiertos, bosques que se transforman en praderas, praderas que se terminan inundando como pantanos, y distintos cambios en los demás biomas de cada región. Estas “transiciones climáticas” se vienen dando a lo largo de la historia del planeta por distintas causas, realizándose gradualmente a lo largo muchos siglos.
Según las evidencias presentadas por los científicos, las emisiones de CO2 causadas por la industria, transportes y generación eléctrica esta acelerando este proceso, comprimiendo los tiempos de la “transición climática” de millones de años a unos pocos siglos o apena décadas.
En apenas poco más de un siglo la temperatura promedio de la tierra se elevó en 0,8 C° y sigue en aumento. Esta elevación brusca en las condiciones de vida tendrá consecuencias y desafíos para la flora y fauna, incluyendo a los humanos, muchos más grandes que las que vivieron la gran mayoría de las especies extintas que vemos en nuestros museos.
Calentamiento global
Estos “apenas” 0,8 C° de calentamiento ha reducido el hielo hasta 4,14 millones de km2. Esto se alcanzó en septiembre y representa el segundo mínimo más bajo desde que comenzó a realizarse el control en 1978.
Esto es porque el hielo marino más antiguo se derrite en verano y en invierno es sustituido por otro más delgado, más fácil de volverse a derretir en verano, disminuyéndose así en casi 50 % la superficie mínima en 16 años.
“Lo que hemos visto en los últimos años es que el hielo más antiguo está desapareciendo”, dijo Walt Meier, un investigador del hielo marino en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland.
“Hemos perdido la mayor parte del hielo más antiguo: En la década de 1980, el hielo de varios años superaba el 20 % de la cubierta de hielo marino. Ahora es sólo alrededor del 3 %. La probabilidad para un verano en gran parte libre de hielo en el Ártico aumenta. Es como la contabilidad; realizamos un seguimiento del hielo marino mientras se mueve alrededor, hasta que se derrita en su lugar o salga del Ártico”, dijo Meier, colaborador del grupo de la Universidad de Colorado en el Centro de Datos de Hielo y Nieve en Boulder, Colorado, el centro que en la actualidad mantiene los datos de la edad de hielo del mar Ártico.
Peter Wadhams, profesor de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y experto en glaciares marinos, había pronosticado que “si el hielo no desaparece completamente, es muy probable que este año marque el mínimo histórico. Estoy seguro de que será menos de 3,4 millones de kilómetros cuadrados”. Jennifer Francis, profesora de la Universidad Rutgers (Nueva Jersey, EE.UU.) que ha estudiado el efecto del Ártico en el clima del resto del hemisferio norte, señala que el proceso será aún más acentuado a partir de 2030/50.
La última vez que el Ártico se quedó completamente sin hielo fue hace alrededor de entre 100.000 y 120.000 años. Este deshielo del Ártico trae de la mano el descongelamiento de los suelos de las tundras de Asia y América (permafrost). En la costa de Siberia, por ejemplo, las temperaturas se situaron 9º C por encima de la media local, liberando constantemente el gas metano encerrado en el suelo, significando una calentamiento aun mayor que el generado por el CO2, retroalimentando el deshielo y el calentamiento a niveles mucho mayores, poniendo en peligro aun más las condiciones de vida de todas las poblaciones de especies.
Fuente y fotografía: Diario ecología