La larga lista de consecuencias del cambio climático, tiene su punto de partida en el impacto en la naturaleza y lo intrínseco de sus propias dinámicas. Como parte de un ecosistema circular, la modificación sobre un ámbito como puede ser el clima, conlleva un impacto generalizado. Desde las corrientes marinas a la especie más pequeña se verán afectados. Y, cómo no, aquellos sectores que viven directamente de la tierra son los que más en consonancia se encuentran con el indefinido porvenir generado a partir de él. El sector vinícola ve la madurez de la uva condicionada por esta impredecible evolución. Y, con una vida entera entre extensos viñedos y variedades de uvas, en un ejemplo de buenas prácticas, Bodegas Torres ha posicionado su estrategia por contribuir a una reducción del dióxido de carbono en la troposfera.
Si son diversos los ámbitos en los que esta empresa familiar intenta dejar constancia de tal compromiso medioambiental, quizás, cabe comenzar por el más reciente. Pues lo cierto es que el pasado mes de mayo Bodegas Torres realizaba el primer ensayo en España con un tractor de metano. Lo hizo en colaboración con la compañía fabricante de maquinaria agrícola, New Holland, quien ha sido, de hecho, proveedor del prototipo de tractor de metano.
Hasta el corazón de Les Garrigues, en la finca de l’Aranyó -Lleida-, han llevado el prototipo de la segunda generación del T6 Methane Power de la firma italiana, en donde en un primer ensayo lo han aplicado sobre 175 hectáreas de viñedo y 80 de olivos centenarios. Considerar que el prototipo en sí parte de un tractor estándar, con un motor de 6 cilindros y 175 CV de potencia, cuya particularidad reside en que utiliza gas metano o biometano, almacenado en nueve cilindros, para funcionar.
«El metano es muy interesante porque se puede producir a nivel local en las fincas agrícolas», expone las ventajas Miguel A. Torres, presidente de la compañía familiar. «Este metano puede generarse en todas las fincas agrarias que quieran utilizar un combustible sin combustibles fósiles». Y es que este tractor está dotado de una capacidad de 300 litros de metano comprimido lo que, en términos comparativos, es equivalente a 60 litros de diésel y, en términos prácticos se corresponde con media jornada de actividades normales.
En lo que a huella ecológica se refiere, el tractor de metano emite un 80% menos de emisiones que un tractor diésel estándar y representa un ahorro de combustible que oscila del 20 al 40 %. «La idea final es cerrar el ciclo», asegura el presidente de la firma vinícola. La propuesta complementaría el círculo perfecto con el uso de biometano, que, en definitiva, es el metano derivado de la biomasa, que podrían producir los propios agricultores en la misma finca.
En este camino, ya han dado un paso más allá, pues Torres asegura que ya están en contacto con fabricantes de tractores eléctricos: «hay un modelo que ya está operativo en Francia», explica mostrando sus interés por adquirirlo para la productividad de su propia empresa.
Tras de sí, una vida entera entre vinos y la oportuna sensibilidad por el cambio climático. Miguel A. Torres concluye lo que sucede en una combinación de ambas:«Cada tipo de uva necesita de una suma de temperaturas, una cantidad de calor para madurar». Es decir, hay cepas que maduran con mucho calor y otras con poco calor y, si esto varía, se altera el proceso y, en consecuencia, el vino perderá calidad. Este hecho ya se puede encontrar, expone Torres sin aguardar un segundo para referirse a los vinos tintos: «la maduración de los azúcares se adelanta con el calor de finales de agosto. Sin embargo, los taninos no han madurado todavía porque necesita de las noches frías y el contraste de temperaturas entre el día y la noche».
Si bien la consecuencia directa es que los vinos tienen cada vez más graduación de alcohol; desde la década de los 80 lleva la compañía catalana estudiando por recuperar las cepas ancestrales de uva catalana que se perdieron tras la famosa plaga en las vides de la filoxera, a finales del siglo XIX . Un proceso por el que ya han encontrado siete cepas válidas, algunas con cualidades interesantes como una maduración más tardía o una mayor resistencia a la sequía.
En el porfolio de innovaciones por las que la firma catalana ha apostado se descubre un proyecto experimental, con tres años de recorrido, que trata de fijar dióxido de carbono mediante un lecho de algas. «Hemos tenido poco éxito porque las algas si hace calor en verano funcionan pero en invierno se quedan inactivas», reconoce el presidente de la compañía. Ahora comenzarán pruebas con una variedad de algas de las Islas Canarias en un proyecto que tiene como inspiración la fijación de CO2 en los océanos.
En una línea medioambiental similar, otro de sus proyectos de innovación trata de desarrollar una técnica para obtener carbón vegetal de cepas viejas a través de pirólisis, o lo que es lo mismo, quemando biomasa en una ambiente sin oxígeno a temperaturas entre 400 y 700ºC.
Pero lo cierto es que los viñedos y el centro de producción de vinos que las Bodegas Torres del Pacs del Penedès son un despliegue, en sí mismo, de la lucha por la reducción de las emisiones de dióxido de carbono y el cambio climático. En tal estrategia, resume el presidente, incluyen desde los proveedores a los distribuidores implicados en el proceso, amén del propio proceso de producción del vino. El objetivo marcado en 2008 por el programa medioambiental Torres & Earth ansía reducir las emisiones de CO2 por botella en un 30% para el 2020:«Actualmente, en vino hemos reducido un 20% en el consumo de CO2 por botella, sin embargo, en brandi nos cuesta un poco más porque dependemos mucho de los destilados que se compran», expone con claridad Torres.
En este sentido, la compañía ha apostado por un despliegue de renovables. No sólo es patente en los 12 mil metros cuadrados de paneles fotovoltaicos instalados que, asegura el directivo, les permite producir aproximadamente el 10% de la energía requerida en la bodega. Además, en la bodega Pacs del Penedès se sirven de estos paneles solares para producir el agua caliente en la línea de embotellados, cubriendo el 50% de sus necesidades. En la misma bodega, la mayor caldera de biomasa que alberga una bodega en España reduce un 10% el consumo de electricidad y evita la emisión de 1300 toneladas de CO2 al año. Y la lista continúa desde la promoción de un parque eólico, a los sistema de irrigación inteligente o una balsa de recolección de agua de lluvia. Así cierra el ciclo mediambientalmente sostenible una compañía que vive directamente de la tierra.
Fuente y fotografía: El Mundo