Veintisiete Estados insulares con algunos de los ecosistemas más vulnerables del mundo se han unido para mejorar la gestión y la eliminación de los productos químicos y desechos tóxicos bajo una nueva iniciativa anunciada hoy en Washington DC y apoyada por las Naciones Unidas.
El programa “Implementación de un desarrollo sostenible bajo en químicos en los pequeños Estados insulares en desarrollo” (denominado ISLANDS, en inglés) apoyará a países en todo el mar Caribe, y en los océanos Pacífico e Índico para gestionar los crecientes impactos de las sustancias químicas y los residuos en el medio ambiente.
La iniciativa trabajará para eliminar 23.236 toneladas de productos químicos tóxicos, incluidas 38 toneladas de mercurio y 619 toneladas de contaminantes orgánicos persistentes, así como para evitar la liberación de más de 185.000 toneladas de basura marina.
El proyecto cuenta con un respaldo de 61 millones de dólares del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), y una cofinanciación de más de 389 millones de dólares de parte de los socios, y será apoyado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (ONU Medio Ambiente), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Si bien el aislamiento relativo y una biodiversidad única ubican a muchas de estas naciones entre los destinos turísticos más buscados del mundo – el sector representa más de 30% de las exportaciones totales de estos países-, sus ecosistemas son especialmente vulnerables a las amenazas ambientales.
En el Caribe, por ejemplo, un aproximado de 75 millones de estadías turísticas diarias generan cada año alrededor de 166 millones de toneladas de residuos. Por otro lado, el desarrollo económico y una población en crecimiento están diezmando los recursos naturales de muchas islas, forzando la infraestructura de gestión de residuos y presionando ecosistemas frágiles, como playas, arrecifes y otros recursos costeros de los que dependen las islas para sobrevivir.