Los supuestos riachuelos detectados en Marte en 2011 por la sonda Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) son en realidad corrientes de arena. Así lo ha informado hoy la Agencia Aeroespacial de Estados Unidos (NASA).
“Las marcas oscuras en Marte, anteriormente consideradas una prueba de corrientes de agua en su superficie, han sido interpretadas por una nueva investigación como flujos granulares, en los que granos de arena y polvo caen ladera abajo, creando causes oscuros”, reconoció la NASA en un comunicado.
Un artículo publicado por la revista Nature Geoscience descarta la presencia del suficiente líquido en el llamado Planeta Rojo. Según las imágenes tomadas por la cámara del MRO no existe inclinación suficiente como para generar causes por los que se desplace el agua de forma fluida, por lo tanto, el movimiento detectado se atribuye a la arena que cae por las laderas.
Estos causes se detectaron en más de cincuenta zonas escarpadas, levantando gran expectación y haciendo creer que existía líquido en el planeta. Los nuevos datos contradicen la teoría defendida hasta el momento por la propia NASA en 2015, cuando aseguró tener pruebas de la existencia del agua en Marte.