Según un reciente estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Exeter (Reino Unido), la lucha contra las resistencias a los antibióticos se centre también en el medio ambiente, ya que este juega un papel «igual de importante» que el uso abusivo que hacen las personas de estos medicamentos. También significaría que ya no sería posible usar antibióticos para prevenir la infección en los procedimientos médicos de rutina, como los reemplazos de articulaciones y la quimioterapia. En este sentido, el nuevo trabajo, cofinanciado por el Consejo de Investigación de Biotecnología y Ciencias Biológicas (BBSRC) y AstraZeneca, ha puesto de manifiesto que el medio ambiente debe considerarse en igualdad de condiciones que la exposición a antibióticos en humanos y animales.
Para alcanzar esta conclusión, los científicos examinaron la evolución de los microbios de las aguas residuales cuando se exponen al antibiótico cefotaxima, que la OMS ha incluido como «medicamento esencial». De esta forma, observaron que las aguas residuales contienen muchos tipos de bacterias, incluidas las resistentes a los antibióticos, así como antibióticos de diferentes fuentes, como los residuos de inodoros de las personas que toman antibióticos y la eliminación incorrecta de los antibióticos. Por tanto, a juicio de los expertos, estos entornos que anteriormente se pasaban por alto, como el sistema de aguas residuales o los ríos, arroyos y el mar, pueden ser un caldo de cultivo de bacterias resistentes a los medicamentos, las cuales pueden trasmitirse a las personas a través del contacto cercano con animales, los alimentos o las actividades recreativas al aire libre.