Una reciente investigación, basada en el análisis de los datos obtenidos por orbitadores lunares, indicaría que el agua del satélite natural no estaría concentrada en algunos lugares, sino que, por el contario, está distribuida por toda la superficie del satélite terrestre.
El estudio, publicado en Nature Geoscience y basado en una invstigación dirigida por Joshua Bandfield, del Space Science Institute en Boulder, en el estado de Colorado, sostiene que el agua de la Luna no está solo en los cráteres cercanos a los polos, sino que está “por todos lados”.
Por lo tanto, esta nueva información alentaría muchas posibilidades: además del uso de este recurso como bebida, también se podría transformar en hidrógeno u oxígeno, para combustible, y por supuesto para respirar. Sin embargo, los científicos aún discuten cuál sería el posible origen del agua, si de alguna fuente externa, como asteroides o cometas o un proceso interno. Esta investigación también ayudaría a especular sobre la posible existencia de otras fuentes de agua en otros cuerpos del sistema solar.