Desde el pasado otoño, la cadena británica de educación infantil y guarderías, Tops Day Nurseries, lidera una campaña para eliminar el uso de purpurina en actividades de ocio y maquillaje, recibiendo el apoyo de entidades y expertos de todo el mundo. Esta iniciativa se debe a que las micropartículas de plástico y metal utilizadas en maquillaje y decoración se acumulan en los océanos durante décadas.
Principalmente 19 guarderías de este grupo prohibieron el uso de purpurina en sus actividades didácticas. Ahora han ido más allá y han lanzado un concurso con dos objetivos: descubrir sistemas para destruir la purpurina existente y desarrollar alternativas al maquillaje o decoración que no tengan efectos negativos en el medioambiente.
La investigadora y antropóloga ambiental de la Universidad Massey, Trisia Farrelly, es una de las personas más involucradas en esta acción internacional contra este tipo de microplásticos. Destaca que por insignificante que pueda parecer la purpurina, su impacto en los mares y océanos es dramático pues, según algunos estudios, los plásticos pueden permanecer en el medio marino hasta 400 años.