Invertir en preparación y en crear resiliencia entre los agricultores es fundamental para hacer frente a las situaciones de sequía extrema, aseguró esta semana el director general de la FAO, José Graziano da Silva. «Salvaguardar los medios de vida significa salvar vidas, esto es lo que se pretende al crear resiliencia», dijo en un discurso en el inicio de un seminario internacional sobre la sequía organizado por Irán, los Países Bajos y la FAO.
Al recordar la sequía de 2011 en Somalia, en la que más de 250.000 personas perecieron de hambre, Graziano da Silva señaló: «la gente muere porque no está preparada para afrontar los efectos de la sequía, porque sus medios de vida no son lo suficientemente resilientes».
«Durante años, la estrategia ha sido responder a las sequías cuando ocurren, corriendo a toda prisa para aportar ayuda de emergencia y mantener a la gente con vida», indicó el responsable de la FAO, quien admitió que «por supuesto, eso es importante», pero que invertir en preparación y resiliencia «es esencial». Al hacerlo, se prepara a los países para actuar rápidamente antes de que sea demasiado tarde, significa que los agricultores y las comunidades rurales están mejor posicionados para hacer frente a los eventos meteorológicas extremos cuando golpean.
Relanzar los esfuerzos de respuesta frente a la sequía
El seminario desarrollado por la FAO tenía por objeto catalizar un renovado impulso internacional para hacer frente a las muchas consecuencias de las sequías, que generan no sólo hambre e inestabilidad, sino que provocan pérdidas económicas de hasta 8.000 millones de dólares EEUU anuales.
La necesidad de replantearse las sequías a nivel global es apremiante. A medida que el clima del planeta cambia, los períodos secos severos son cada vez más frecuentes. Desde la década de los años 70, la superficie terrestre del planeta afectada por sequías se ha duplicado.
El coste es especialmente alto en los países en desarrollo, donde la agricultura sigue siendo uno de los pilares económicos. Más de 80% de los daños y pérdidas causados por la sequía los soporta la agricultura en el mundo en desarrollo, según informes de la FAO. Y es África, en particular, la que se ha llevado la peor parte. Entre 2005 y 2016, hasta un total de 84 sequías afectaron a 34 países africanos.