Cualquiera diría que el fin del mundo ha llegado, si se da un paseo por las obras del metro de Copenhague o se para un instante a contemplar los planos del nuevo barrio a prueba de inundaciones de Bilbao.
El aumento de la mortalidad por culpa de unas temperaturas cada vez más extremas, inundaciones a causa de fuertes tormentas y de la alarmante subida del nivel del mar son algunos de los efectos, producto del cambio climático, que ya se hacen notar en Europa. Además, y según han advertido en numerosas ocasiones los expertos del IPCC (Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático, según sus siglas en inglés), continuarán azotando el continente durante las próximas décadas.
En una suerte de carrera de supervivencia, las ciudades europeas se apresuran a prevenir los daños de estos efectos, y se animan a incluir en sus infraestructuras nuevos sistemas para defender la seguridad de sus ciudadanos frente a los desastres naturales que se avecinan.
Hamburgo (Alemania), Malmo (Suecia), Copenhague (Dinamarca), Gante (Bélgica), Amsterdam (Holanda), París (Francia), Bolonia (Italia), Lisboa (Portugal), Bratislava (Eslovaquia), Bilbao (España) y Smolyan (Bulgaria) son los once municipios que la Agencia Europea de Medio Ambiente ha señalado como buenos ejemplos en la adaptación al cambio climático.
Conforme a las predicciones de subida del nivel del mar, y anticipándose a los vaticinios más catastrofistas, Copenhague ha elaborado un plan para elevar los suelos en las entradas e instalaciones técnicas del nuevo metro y, donde las condiciones lo han permitido, también en el antiguo
La elogiada respuesta de estas ciudades ante los retos ambientales pasa por el establecimiento de depósitos de almacenaje de agua, la construcción de estructuras para frenar inundaciones y la renaturalización del espacio urbano revistiéndolo de tejados verdes, huertos comunitarios y nuevas plantaciones de árboles, siendo esta última la gran apuesta de ciudades como París, Hamburgo, Gante o Bratislava.
El metro de Copenhague, pensado para situaciones dramáticas
No es ninguna sorpresa que Copenhague se encuentre en este Top 11 de las ciudades que mejor se preparan para el cambio climático. La reputada ciudad verde debe su fama a unos ambiciosos objetivos medioambientales y está a punto de consolidarse como primera ciudad neutra en carbono (título que se disputa con Amsterdam).
“Cuando se diseñaron las primeras líneas, en los años 90, preveíamos una crecida del nivel del mar de 48cm de aquí a los próximos 100 anios. Ahora, contamos con la posibilidad de que ascienda hasta 1 metro”
En la tan esperada ampliación del metro del municipio, la capital danesa ha mejorado considerablemente la seguridad y se ha adelantado a los escenarios futuros más catastrofistas. Conforme a las predicciones de subida del nivel del mar y las predicciones sobre futuras inundaciones aportadas por el Instituto Nacional de Meteorología y el IPCC, el nuevo plan ha elevado los suelos en las entradas e instalaciones técnicas del nuevo metro y, donde las condiciones lo han permitido, también en el antiguo.
“Cuando se diseñaron las primeras líneas, en los años 90, preveíamos una crecida del nivel del mar de 48cm de aquí a los próximos 100 anios. Ahora, contamos con la posibilidad de que ascienda hasta 1 metro”, explica Lillah Lucie Emmik Sørensen, responsable del plan de adaptación al cambio climático de Metroselskabet. “Nosotros preferimos anticiparnos e implementar un nivel de seguridad bien alta”, apunta.
Las nuevas líneas cuentan con nuevas medidas de protección, como la instalación de sistemas de drenaje que se ha coordinado con la canalización municipal, o gigantescas puertas a prueba de inundaciones distribuidas en los túneles, que soportarán grandes presiones y podrán bloquear el paso del agua
Ahora, tanto las nuevas líneas como las viejas cuentan con nuevas medidas de protección, como la instalación de sistemas de drenaje que se ha coordinado con la canalización municipal, o gigantescas puertas a prueba de inundaciones distribuidas en los túneles, que soportarán grandes presiones y podrán bloquear el paso del agua.
“Estas puertas son necesarias porque hay salidas del metro que conectan con otros puntos, como centros comerciales u otras redes de transporte, que no están igualmente asegurados frente a los impactos del cambio climático”, aclara Sørensen.
Las predicciones de los expertos indican que las tormentas serán cada vez más frecuentes y más virulentas y que, en el peor de los casos -y muy a largo plazo, de aquí a los próximos 2.000 años-, podrán darse inundaciones de hasta 4 metros de altura.
“Sabemos que es poco probable que esto ocurra, pero preferimos adelantarnos a los acontecimientos”, dice Sørensen, quien cuenta no haberse encontrado con ninguna objeción ni escepticismo a la hora de proponer mejorar las seguridad. “Ya nadie duda de la importancia de combatir el cambio climático y en Copenhague hay una conciencia compartida de que este es el camino a seguir”.
Las predicciones de los expertos indican que las tormentas serán cada vez más frecuentesy más virulentas y que, en el peor de los casos -y muy a largo plazo, de aquí a los próximos 2.000 años-, podrán darse inundaciones de hasta 4 metros de altura
Ambos expertos se remiten al huracán Sandy, la tormenta histórica que azotó Nueva York en 2012 y que costó a la ciudad unos 30.000 millones de euros. “No sólo es más barato prevenir que curar, sino que además es mejor estrategia política y es por esto que la empresa ha incorporado las medidas de adaptación al cambio climático dentro del diseño de las nuevas líneas”, concluye Sørensen.
Zorrotzaurre, el barrio insumergible
Bilbao ha sido la ciudad de España elegida por el organismo europeo, que ha destacado el diseño y renovación del distrito de Zorrotzaurre, un nuevo barrio a prueba de inundaciones gestionado y financiado de manera conjunta por el ayuntamiento de Bilbao e inversores privados.
El distrito está situado en una península artificial que está unida a tierra firme por un puente. A día de hoy, el espacio se compone de un puerto, un pequeño barrio de en torno a trescientas viviendas y restos de industria obsoleta.
“Se trata de una zona al borde de una ría y por tanto tiene un alto riesgo de inundarse”, explica a este diario Pablo Otaola, gerente de la Comisión Gestora, entidad público-privada que posee el 65% del distrito (el 52% es responsabilidad pública y el 14% restante, es privada).
Según aduce Otaola, a la hora de hacer los números no solo se ha tenido en cuenta la trayectoria de inundaciones del barrio, sino también cómo va influir el cambio climático.
“En las administraciones del norte hay una tradición de procurar que el urbanismo contemple el medio ambiente”, considera Otaola. Es posible, según dice, que esta cualidad se deba a que en el País Vasco la gente está muy conectada con la naturaleza. “Somos muy montañeros, y apreciamos el verde que nos rodea”.
En Bilbao se construirá un nuevo barrio a prueba de inundaciones gestionado y financiado de manera conjunta por el ayuntamiento e inversores privados. El distrito está situado en una península artificial que está unida a tierra firme por un puente.
Como forma de prevención de nuevas inundaciones, se abrirá el canal, para que el agua transcurra con mayor fluidez, y se instalarán tanques de tormenta. Además Otaola explica que el agua que se desborde se aprovechará para los sistemas de riego.
La apertura del canal de Deusto costará al Ayuntamiento de Bilbao unos 20,9 millones de euros y los grandes depósitos, que también corren a cuenta del gobierno municipal, unos 4,74 millones de euros. También se instalará una gran barrera para proteger el distrito de las inundaciones.
Por otra parte, se elevará el nivel del suelo de los edificios y se crearán nuevos espacios verdes, que pagará la comisión.
Fuente y fotografía: La Vanguardia