Las sequías derivadas del cambio climático aumentan el riesgo de conflictos en comunidades agrícolas de países pobres, según un nuevo estudio publicado hoy en la revista oficial de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU.
La comunidad científica no ha alcanzado todavía un consenso sobre el vínculo entre la variabilidad climática y el conflicto armado.
Los autores del nuevo estudio creen que eso se debe a que hasta ahora no se había analizado en profundidad el contexto, el elemento clave en el que basan su investigación.
Su conclusión es que la sequía, bajo la mayoría de condiciones, tiene un impacto menor en el riesgo a corto plazo de que estalle un conflicto.
Sin embargo, su efecto sí es relevante en los grupos que dependen de la agricultura y en los están excluidos políticamente en países muy pobres.
En ese contexto, la sequía incrementa la probabilidad de que se desencadene la violencia.
Los investigadores interpretan este resultado como una “prueba de la relación recíproca entre la sequía y el conflicto, en la que cada fenómeno hace a un grupo más vulnerable al otro”.
Es decir, que el conflicto violento y el “‘shock’ medioambiental constituyen un círculo vicioso en el que cada uno incrementa la vulnerabilidad de un grupo al otro”.
Conflictos en Asia y África desde 1989 a 2014
Para elaborar este estudio, investigadores de varias universidades nórdicas dibujaron una línea de conflicto en Asia y África desde 1989 a 2014, que incluye información sobre asentamientos étnicos y sobre el uso de tierra agrícola.
En los últimos años, los investigadores que estudian el conflicto han debatido si el cambio climático y el clima extremo pueden afectar a la estabilidad y la paz.
Comprender el impacto potencial del aumento de las sequías en el conflicto es clave para abordar las implicaciones sociales del cambio climático.
Fuente y fotografía: EFE Verde