La contaminación atmosférica es un factor de riesgo clave que se suma a otros considerados también determinantes en la generación de enfermedades crónicas. Con el fin de controlarlas, la Organización Mundial de la Salud ha anunciado un plan cuya implementación se centrará en la zona europea.
El denominado Plan de Acción en la Región europea pretende reducir las enfermedades crónicas en Europa, tanto mediante un mejor tratamiento como a través de la prevención. Si tiene éxito, la población afectada o en riesgo de sufrir las conocidas como enfermedades no transmisibles (ENT) o crónicas se reducirá y, con ello, también la mortandad asociada a ellas.
El plan está basado en políticas cuya aplicación se considera urgente, así como metas y objetivos globales. Por lo pronto, sabemos que se publicó en agosto y, tras ratificarse en la reunión anual del Comité Regional de la OMS celebrada en Copenhague la semana pasada, ha comenzado a aplicarse.
Un gran reto
El informe que acompaña al plan es optimista, pero hasta cierto punto. Por un lado, se reconoce un avance en la región europea en los últimos años, gracias a las intervenciones realizadas sobre la población.
También se reconoce una importante mejora de la asistencia sanitaria, un factor clave para reducir las tasas de mortalidad, pero al mismo tiempo se afirma que el plan tiene sentido precisamente porque estos avances son muy mejorables.
En el ámbito europeo es básico llevar a cabo actuaciones cuanto antes, si se quiere prevenir de forma efectiva, pues se trata también se evitar que los jóvenes de hoy sufran este problema en el futuro. En palabras de la directora regional de la OMS para Euro, Zsuzsanna Jakab:
Sabemos que la gestión de enfermedades y afecciones no transmisibles puede desbloquear mejoras sanitarias inimaginables. Las medidas adoptadas hoy determinarán si los países tienen éxito en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Las personas que seguramente van a morir en el año 2030 por causas prevenibles son los adultos jóvenes de hoy. No podía haber un mayor sentido de urgencia si queremos prolongar su vida.
Al margen de las enfermedades producidas o agravadas por la polución atmosférica, se trata de luchar contra enfermedades que no siempre están están asociadas a ello. Entre otras, concienciar sobre la ingesta de alcohol, el consumo de tabaco, la necesidad de huir del sendentarismo para combatir el aumento de la obesidad.
En este sentido, la polución ambiental es un factor importante de riesgo para el desarrollo y empeoramiento de enfermedades que están en el foco del plan, como los trastornos cardiovasculares y afecciones respiratorias de distinto tipo.
Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se recalca que es importante abordar un amplio número de factores de riesgo, centrándose en las dietas malsanas, la inactividad física, la obesidad, así como dos nuevos elementos del plan de acción, entre los que destacan la contaminación del aire y la detección de la enfermedad, así como su tratamiento.
Muchas de las enfermedades requieren atacar el problema desde distintos frentes, en cuyo caso es clave la reducción de la polución o, al menos, conseguir una menor exposición de la misma.
Para lograr sus objetivos, el plan aplicará medidas que buscarán equilibrar los resultados, pues en muchos países se concentran en determinados sectores más marginales. En concreto, se buscará mejorar la calidad de vida y hacer que aumente la esperanza de vida a través de distintas actuaciones.
Entre otras, se incidirá en políticas fiscales y penalización a los productos que se consideran no saludables. También se intervendrá en la formulación de este tipo de alimentos, buscando alternativas más sanas sustituyendo los ingredientes más críticos por otros que no sean tan peligrosos.
Muy bonito lo pintan cuando, además, planetan hacer modificaciones ambientales y aplicar medidas para reducir el azúcar y la sal, al tiempo que se implementarán medidas para potenciar la actividad física y un estilo de vida más saludable.
Con respecto a detección temprana de enfermedades, se prevén programas de prevención, así como de diagnóstico precoz para poder actuar ante los primeros síntomas.
Sin duda, una batería de acciones que buscan un resultado satisfactorio a medio y largo plazo, por lo que para poder valorar su eficacia habremos de esperar. No hay otra.
Millones de muertes cada año
Según un reciente estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), la polución ambiental es un problema que solo puede definirse como una “emergencia de salud pública mundial”.
Las cifras reveladas obedecen a un análisis sobre los efectos letales de la mala calidad del aire. Es decir, no se centra en prevención y tratamiento de enfermedades sino en los fallecimientos que ocasiona. Y, de acuerdo con el trabajo, este tipo de polución es responsable de la muerte de unos siete millones de personas en todo el mundo.
El estudio analiza la situación durante el periodo comprendido entre 2008 y 2013, tanto a nivel interior como exterior, centrándose en las ciudades, y el resultado, mostrado en la II Asamblea General de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, fue tan preocupante como generalizado.
Los autores del estudio, junto con la misma organización, demandaron políticas preventivas como único modo para salvar la vida a tantas y tantas personas que acaban pagando con su vida. Además, se remarca que se trata de un problema que se sufre en todas las regiones del planeta, sobre todo en las áreas más marginales de los países más pobres.
Fuente y fotografía: Ecología verde