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Ecosistemas en Colombia con alto riesgo de extinción

Ecosistemas en Colombia con alto riesgo de extinciónLas áreas del país que no están altamente transformadas por las ciudades o las actividades agroindustriales tienen alguna amenaza de extinción. Eso implica que cerca del 50 por ciento de los ecosistemas nacionales está en riesgo.

Esta es una de las conclusiones centrales de la primera Lista Roja de Ecosistemas, que brinda un panorama poco alentador sobre el futuro de estas riquezas naturales.

La constante presión por transformar los entornos naturales y reducir sus áreas verdes es la principal razón por la que cerca de 35 ecosistemas, de los 81 que se identificaron en el territorio nacional, están catalogados como “en peligro crítico” o “en peligro”, según los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Las regiones Andina y Caribe es donde más se hallan estos biomas amenazados.

Este listado de ecosistemas vulnerables es uno de los apartes que encabeza Biodiversidad 2015, el más reciente informe del estado de la biodiversidad nacional, que presentó ayer el Instituto Humboldt.

La publicación de divulgación científica exalta los estudios nacionales destacados para el 2015 y en los que participaron cerca de 100 investigadores de 26 entidades.

Esta segunda versión del reporte (que se publica anualmente) nació con la idea de comunicar en qué está el país en términos de sus recursos biológicos continentales, puesto que no incluye el balance de los ecosistemas marinos.

Además, como aclaró Brigitte Baptiste, directora del Humboldt, no abarca todas las investigaciones que se producen en el país ni tampoco pretende ser un inventario de especies.

Baptiste explicó que es destacable el incremento en el conocimiento de la biodiversidad colombiana; sin embargo, precisó que persisten inconvenientes para evaluar qué tanto avance o pérdida hay en este aspecto, porque el país no cuenta un sistema unificado de indicadores.

La experta reconoció que algunas zonas del país no tienen información sobre sus recursos naturales, porque han sido de difícil acceso por el conflicto armado, lo que ha impedido el trabajo de campo de los investigadores.

Por ejemplo, según el reporte todavía no hay colecciones biológicas consolidadas para la región del Orinoco, y la expectativa es que para el informe del 2016 se incluyan los datos de 20 investigaciones que están en marcha en esta región.

Durante el 2015 se destacaron los avances en conocimiento de páramos, bosque seco, recursos pesqueros, información genética de especies y estrategias de conservación del río Bita (Vichada) y los corredores biológicos del jaguar.

Ecosistemas transformados

Así como los ecosistemas más vulnerables están en la región Andina y Caribe, en estas dos zonas del país también se concentra la mayor cantidad de ecosistemas transformados, debido, en gran medida, a la expansión de la frontera agropecuaria.

En total para el 2014, que es el último año de la medición que tomó un periodo de 45 años, se transformó el 37,5 por ciento de los bosques, el 25 por ciento en las sabanas y el 16 por ciento de los páramos. El porcentaje de los últimos solo incluye las hectáreas donde se han talado frailejones para darles paso a potreros y cultivos, pero también se debe tener en cuenta la ganadería extensiva, que se ha ido apoderado de estas fábricas de agua.

Con respecto a las sabanas, el documento advierte que el cambio más acelerado en este ecosistema se ha dado en los últimos 20 años, especialmente en la región de la Orinoquia.

La situación empeora con el hecho de que los embates contra la naturaleza no han sido igual de rápidos que las estrategias para restaurarlos.

De hecho, otra de las investigaciones destacadas por Biodiversidad concluye que “el número de hectáreas restauradas no ha sido suficiente como para cumplir las metas o para compensar la tasa de deforestación”.

La región Andina, con cerca de 14 millones de hectáreas que necesitan restauración, es la zona del país donde más se deben concentrar los esfuerzos de reparación de ecosistemas.

Uno de los problemas que identifican los investigadores es que estos proyectos siguen en manos del sector privado, el Gobierno y las ONG, pero que no han sido apropiados por las comunidades que habitan los territorios.
Impacto del posconflicto

Otra de las aristas que incluye el informe del Humboldt es la relación de los ecosistemas con las posibles zonas priorizadas para el posconflicto.

El documento explica, con base en una investigación de Naciones Unidas, que “los 298 municipios en cuestión poseen importantes áreas con cobertura de bosque natural, así como ecosistemas de páramos y humedales que deben ser protegidos e intervenidos si se desea mantener su integridad ecológica y su capacidad de brindar beneficios a la sociedad a largo plazo”.

No se trata de una observación menor, si se tiene en cuenta que el 63,8 por ciento de las áreas de bosque natural del país está en los municipios donde habrá mayor impacto en el posconflicto y, en similar medida, el 63,6 por ciento de los humedales se localiza en estas zonas del país.

De cara a estos retos, Germán Andrade, subdirector del Instituto Humboldt, explica que la intención es que el reporte para el 2016 se enfoque en el análisis de biodiversidad en estas áreas estratégicas, donde se materializarán los acuerdos de La Habana.

Fuente y fotografía: El Tiempo

3 julio, 2016

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