Ferrol vuelve a afrontar un nuevo problema con el abastecimiento del agua. Diversos consumidores del suministro de la traída han comunicado al Concello y también a Radio Voz la detección de un olor extraño, que ha hecho saltar la alerta entre estos vecinos. Sobre todo tras el precedente que sentó hace casi un año la crisis desatada por los trihalometanos, durante la que se restringió el consumo de agua durante cuatro días.
La situación actual se vivió no hace tanto, en diciembre. Entonces también fueron los vecinos los que alertaron sobre el mal olor que emanaba del suministro. Y entonces la Empresa Mixta de Aguas de Ferrol (Emafesa) explicó que ese olor a cloro o lejía se debía al cambio en el sistema de cloración adoptado tras lo ocurrido en verano, proceso al que se le ha añadido dióxido de cloro.
El Concello ha informado en esta ocasión que desde el pasado día 6 de este mes y ante la previsión de subida de las temperaturas, en la Estación de Tratamiento de Aguas Potables (ETAP) de Catabois se incrementó «levemente» el nivel de cloro . «El tratamiento es preventivo y normal» y «nada preocupante», aseguró el nuevo concejal de Servizos, Germán Costoya. Según detalló, se comenzó a dosificar dióxido de cloro como oxidante y utilizando como desinfectante final cloro gas. Este sistema busca precisamente minimizar el riesgo de incremento de los trihalometanos, una sustancia química producto de la reacción entre el cloro y el material orgánico del agua. Actualmente sus niveles en la red, entre 5 y 43 microgramos por litro, cuando el máximo permitido es de 100 y en la crisis del agua del pasado julio se llegaron a alcanzar hasta 168.
Costoya añade que el olor y el sabor son parámetros que también se miden en los análisis periódicos y que actualmente se encuentra en el valor idóneo: el uno frente a un máximo de tres. «A lo mejor hay gente más sensible que puede ser que lo aprecie», pero sostiene que ese olor es «mínimo» y que, en todo caso, está dentro de la normalidad.
Fuente y fotografía: La voz de Galicia