Ludovico Einaudi ha tocado en medio mundo. Ha sido ovacionado en el Royal Albert Hall de Londres y su piano es el que suena en la banda sonora de Intocableo en el anuncio de la Lotería de Navidad del año pasado. Pero el músico italiano acaba de ofrecer uno de sus conciertos más peculiares. En lugar del público, le rodeaban icebergs. Y por mucho que su música calentara el corazón de los oyentes, la temperatura alrededor seguía varios grados bajo cero. Einaudi ha intepretado Elegy for the Arctic (Elegía por el Ártico), sobre una plataforma flotante en mitad de ese océano, frente al glaciar Wahlenbergbreen (en Svalbard, Noruega), a donde llegó a bordo de un barco de Greenpeace. Con su actuación, la ONG busca llamar la atención sobre la reunión en Tenerife esta semana de la comisión Ospar, “que podría asegurar la creación de la primera zona protegida en aguas internacionales del océano Ártico”, según un comunicado.
“Ante la ausencia de hielo sobre el mar en el lugar donde estaba prevista la actuación de Einaudi, debido su retroceso espectacular por causa del cambio climático, la organización construyó una plataforma de 2,6 x 10 metros para esta acción, que simula un iceberg elaborado con más 300 triángulos de madera unidos entre sí con un peso total de casi dos toneladas, sobre él, Greenpeace ha colocado el piano de cola, que ha viajado desde su fábrica en Alemania hasta el Ártico dentro de la bodega del Arctic Sunrise”, agrega el documento.
“Estar aquí ha sido una gran experiencia. He podido ver la pureza y fragilidad de este área con mis propios ojos e interpretar una canción que compuse en el mejor escenario del mundo”, ha explicado Ludovico Einaudi desde el Arctic Sunrise. “Es importante que entendamos la importancia del Ártico, parar su proceso de destrucción y protegerlo”.
En la reunión que se celebra desde hoy y hasta el 24 de junio en Tenerife, la comisión Ospar, encargada de la protección del Atlántico Noreste, va a decidir sobre la posible creación de un área protegida en las aguas internacionales del Ártico, con una superficie que equivale a la extensión del Reino Unido, según Greenpeace. “La decisión se debe tomar tras el reconocimiento del comité científico de OSPAR de que hay suficientes evidencias del alto valor ecológico de esta región y de que existe un grave proceso de deshielo debido al cambio climático con la consiguiente afección a los recursos naturales”, agrega la ONG, que destaca que Noruega, Dinamarca e Islandia se oponen a esta medida.
Fuente y fotografía: El País