Todos los años, cuando la sequía azota la India y la tierra se resquebraja, la respuesta más visible a la crisis son trenes con vagones cisterna repletos de agua, una medida ‘a la desesperada’, que sigue sin atajar el problema.
El último de esos trenes llegó esta semana a la ciudad occidental de Latur cargada con 2,5 millones de litros de agua, y su presencia generó largas colas de impacientes mujeres y niños.
La medida del ferrocarril con vagones cisterna fue instaurada por primer vez hace treinta años en el estado de Gujarat, sin que se hayan experimentando grandes cambios desde entonces.
Según Tare, ‘el Gobierno está intentando hacer cambios en profundidad y el principal cambio que está tratando de hacer es pasar la responsabilidad del manejo del agua a los individuos’.
En la India el desperdicio del agua alcanza proporciones gigantes. El sector a la cabeza del desperdicio de agua en la India es el agrícola, del que depende un 50 % de la población y que emplea de manera generalizada el sistema de riego por inundación, con el que se malgasta un 70%.
Pero la pregunta que todavía muchos se hacen es cómo puede ser que en un país como la India, donde las torrenciales lluvias monzónicas atraviesan anualmente su territorio de junio a septiembre, pueda existir tal carestía de agua.
De acuerdo con el Departamento de Meteorología del gigante asiático, el monzón suele generar en la India lluvias con una media de acumulados totales de 887 milímetros, habiendo sido en 2015 algo inferiores, de 760 milímetros.
Por eso, los expertos se niegan a vincular la sequía únicamente a la actual falta de precipitaciones. ‘Esta no es una crisis, no podemos hablar de crisis. Se trata de un fracaso en nuestros esfuerzos’, declaró a Efe el presidente de la Fundación del Agua de la India, Arvind Kumar.
Kumar insistió en que en la India se registran fuertes lluvias todos los años, pero no se administra esa agua, lo que genera una fuerte dependencia de ríos como el Ganges, ‘una línea de vida’ que atraviesa el país y de la que hacen uso 500 millones de personas.
Fuente y fotografía: La estrella de Panamá