Durante un año y medio los habitantes de Flint, Michigan, se quejaron a las autoridades de que el agua que salía de sus grifos tenía color y olía y sabía mal. El gobernador del Estado, el republicano Rick Snyder, ignoró las quejas durante todo ese tiempo. Ahora, ha tenido que solicitar la declaración de estado de emergencia y pedir perdón por la contaminación con altos niveles de plomo del agua potable de la ciudad.
La ciudad que vio nacer a General Motors es hoy la imagen del declive industrial, con altas tasas de pobreza y criminalidad. La crisis del agua comenzó cuando el gobernador, para ahorrar costes, cambió la fuente de suministro. Hasta ese momento, llegaba del sistema de Detroit que la obtiene del lago Huron, uno de los cinco grandes lagos entre EEUU y Canadá. Para abaratar costes, se pasó a sacar el agua del río Flint. El agua del río es más corrosiva y hace que se desprenda plomo de las viejas tuberías de la ciudad. La contaminación ha dejado a esta ciudad de 100.000 habitantes sin poder usar agua del grifo para beber, cocinar o bañarse.
El presidente Obama se ha comprometido a apoyar a la ciudad, diciendo que Flint ha sido “timada”. “Si yo fuera un padre allí, estaría muy angustiado porque la salud de mis hijos estuviera en riesgo”, aseguró desde Detroit.
“En otoño de 2014, se nos empezó a caer el pelo a los 5”, explica Marissa Maess, madre de 3 hijos, a la BBC. “Desarrollamos sarpullidos, nos dolían y no se quitaban. Hicimos preguntas y nos dijeron que el agua era un poco más dura, pero no pasaba nada”. Unos análisis posteriores revelaron que sus hijos tenían altos niveles de plomo en sangre. La exposición al plomo puede causar problemas cognitivos en los niños. Jason White, vicepresidente de asuntos médicos en el hospital local McLaren Flint, dijo al diario The New York Times que el agua era tan mala en 2014 “que nos llegaron informes de la gente que esteriliza nuestro equipo, los que limpian el instrumental quirúrgico, diciendo que venían corrosión”, lo que obligó al hospital a reemplazar los filtros.
El gobernador Snyder ha pedido perdón, pero eso no ha frenado las peticiones para que dimita por la gestión de la crisis. Este miércoles, publicó 274 páginas de emails que muestran como su administración ignoró las crecientes quejas de los ciudadanos y el ayuntamiento durante un año y medio. En uno de los emails se ve como un día después de que los médicos de la ciudad informaran sobre los altos niveles de plomo en los niños, uno de los asesores del gobernador le dijo que eran las autoridades locales, y no las del estado, las que tenían que “ocuparse de eso”. La decisión de tomar el agua del río para ahorrar costes la tomó un mánager de emergencia nombrado por el gobernador para gestionar las finanzas de la ciudad por su precario estado.
En las tres últimas semanas, y ante la creciente presión, un panel nombrado por Snyder ha concluido que el estado ignoró erróneamente las quejas durante meses. El máximo responsable medioambiental en Michigan ha dimitido y agencias federales han anunciado una investigación. El gobernador solicitó a Obama la declaración del estado de emergencia y ha pedido ayuda federal y el despliegue de la Guardia Nacional para repartir agua embotellada, filtros y test para detectar la presencia de plomo. La declaración del estado de emergencia da a Flint 5 millones de dólares en ayuda federal, una cifra muy por debajo de los 31 millones solicitados por el gobernador.
El cineasta Michael Moore, que es natural de Flint, ha pedido la detención del gobernador y a Obama que visite la ciudad. “No es sólo una crisis de agua, es una crisis racial, es una crisis de pobreza”, dijo en una protesta en la ciudad, expresando lo que muchos ciudadanos de Flint sienten; si su ciudad no fuera pobre y mayoritariamente afroamericana, esto no habría ocurrido.
Fuente y fotografía: Cadena Ser