Dejarlo todo durante medio año y recorrer un continente para facilitar el acceso a agua potable a decenas de miles de personas a bordo de una vieja autocaravana. Esta es la esencia de The Water Van Project, una ambiciosa pero humana iniciativa de cuatro jóvenes de Zaragoza que no dudaron en lanzarse a la aventura.
Diego Félez, Coke Horno, Chechu Pajares y Eduardo Salvo no llegan a la treintena, se conocen desde el instituto y son los responsables de la idea. Los cuatro presumen de licenciaturas en sus currículum y no se quejan de que les falte trabajo.
Dos de ellos ocupaban importantes cargos de grandes compañías en San Francisco, pero sintieron que algo tenía que cambiar. «Teníamos claro volver a asentarnos en España, pero queríamos hacer algo nuestro antes, un proyecto que tuviera carácter humanitario», cuenta Eduardo desde el otro lado del teléfono sin negar que «desde fuera pueda parecer un poco locura». Uno a uno se fueron convenciendo de que había que hacer algún sacrificio para conseguir algo grande. Era julio de 2014.
Con la idea de conjugar su pasión viajera con la solidaridad, comenzaron a plantearse el qué y el dónde, aunque la segunda cuestión tardaron poco tiempo en resolverla: se iban a América Latina. No lo decidieron sólo por la cercanía con San Francisco, sino también por el idioma y otros lazos que los unen a gente de allí.
Sus guías de acción pasaban por actuar «de la manera más eficaz y sostenible», y aunque sopesaron intervenir en campos como el medioambiente o la educación, acordaron que abordar la problemática del líquido elemento en el sur del continente americano sería la mejor opción. «El problema del agua en América Latina es enorme. En Europa no estamos concienciados porque las informaciones que llegan en este sentido suelen ser de África», afirma Eduardo apoyándose en unos datos que reflejan una cruda realidad. En América Latina 120 millones de personas no tienen acceso a saneamiento y 60 millones no tienen acceso a agua potable, lo que se traduce en unas 100.000 muertes al año.
Durante un año entero se ocuparon de estudiar la situación hídrica en el sur del continente. Se pusieron en contacto con ONG locales para darles a conocer el proyecto que tenían entre manos y así conocieron la realidad de muchas escuelas y hospitales de zonas deprimidas que carecían de acceso a agua potable.
Poco a poco iban concretando su plan, de manera que concluyeron que se dedicarían al reparto de dos modelos de filtros para potabilizar el agua. Uno de ellos, para el ámbito familiar, de manera que hasta 15 personas puedan beneficiarse durante 12 años y medio de cada pequeño filtro de poco más de un palmo de largo acoplándolo a cualquier recipiente. El otro tipo, para comunidades de hasta 300 personas, es como un pequeño depósito de 50 litros que tendrá una vida útil de 5 años. Ambos eliminan prácticamente el 100% de las bacterias y los protozoos que puedan estar presentes en el agua.
Desde México hasta Perú y pasando por otros siete países, el cuarteto integrante de la Water Van Project recorrerá más de 6.000 kilómetros en seis meses haciendo parada en las sedes que los fabricantes de filtros tienen en estos países. Como si fuera una prueba por etapas, irán recogiendo los dispositivos para repartirlos entre las ONG y las comunidades que tienen previsto visitar.
La quinta en discordia es la autocaravana que permitirá el transporte de todo el material. Se trata de una Ford Itasca de 1996 adquirida en el prolífico mercado de vehículos de segunda mano estadounidense. «La furgoneta va a ser nuestra casa y nuestra oficina», comenta Eduardo con el objetivo de ayudar a 10.000 personas siempre presente.
Para convertir en realidad una meta tan ambiciosas han puesto en marcha una campaña de financiación mediante crowdfunding en la plataforma Indiegogo, de manera que los fondos recaudados serán destinados por entero a la compra de filtros de agua «para que cada uno aporte su gota». Hasta el 10 de febrero seguirá activa la campaña, y si sobrepasan el objetivo de donaciones que se fijaron inicialmente, el excedente también será empleado en más filtros para aquellas regiones que no forman parte de su recorrido.
Ya cuentan los días para que dé comienzo su periplo. Será el 11 de febrero, cuando partan desde la ciudad de Los Angeles. Allí les espera aparcada la autocaravana.
Fuente y fotografía: La Razón