El impacto y consecuencias de la polución del agua es difícil de exagerar en los tiempos que corren. No en vano, un agua contaminada supone serios problemas a nivel ambiental y con respecto a la salubridad, derivando en problemas de salud pública y/o en daños de los ecosistemas, informa Ecología verde.
Los ecosistemas pueden ser de muy distinto tipo y de sus características y aspectos más o menos valiosos dependerán también sus consecuencias. No solo desde un punto de vista biológico, entre otras cuestiones en cuanto a su importancia como enclaves de especial riqueza por su biodiversidad única, sino también en lo que respecta a su utilidad en relación a actividades humanas que pueden ser de recreo o para su explotación.
Igualmente, la degradación del agua tiene consecuencias de distinta gravedad económica, que pueden afectar a comunidades locales, mermando o incluso acabando con fuentes de recursos esenciales para economías de supervivencia o de cualquier otro tipo.
Tras esta breve introducción, veamos algunos detalles de estos problemas o, lo que es lo mismo, consecuencias de distinto tipo provocadas por la contaminación del agua.
Aunque el panorama que dibujemos no será completo, puesto que se trata de un tema muy amplio, probablemente bastará para concienciarnos sobre la importancia de un uso sostenible de los recursos, en especial el agua, el más valioso del planeta.
No en vano, la contaminación de los medios acuáticos suele deberse, en la gran mayoría de los casos, a las actividades humanas, provocando desequilibrios ambientales que acaban ocasionando nefastas consecuencias.
Fuentes de contaminación
Las fuentes de contaminación que afectan a la calidad del agua, en efecto, pueden provenir de la misma naturaleza. En ocasiones de forma espontánea, como ocurre con la presencia de mercurio en los peces, aunque no siempre.
De hecho, también puede llegar a través de la contaminación industrial atmosférica, acumulándose en ríos y océanos. Es el mercurio metílico que puede ser dañino para las personas, al tratarse de un metal pesado que entra en la cadena trófica, puesto que los peces los absorben al alimentarse en dichas aguas.
De igual manera que va acumulándose en sus cuerpos, ocurre lo propio con los nuestros. El ser humano va sumando microscópicas cantidades de mercurio a través de un proceso bioacumulativo que también se produce a través del consumo de microplástico a través de la misma vía. Pero no adelantemos más sobre este particular.
Básicamente, las fuentes de contaminación principales proceden de las mismas aguas residuales domésticas o industriales, incluyendo los vertidos del sector agrícola. Actualmente, la gestión de las aguas residuales representa la mayor fuente mundial de polución del líquido elemento.
Los desechos domésticos e industriales llegan a ríos y mares de forma directa o después de filtrarse, en cuyo caso muchos son retenidos. En este punto debemos retener la idea de que los residuos en numerosas ocasiones son liberados directamente sobre los entornos acuáticos.
La minería o la fundición, pongamos por caso, también son industrias que contaminan de forma importante, sin olvidar la industria química o la radiactividad que emiten las centrales nucleares, sin ir más lejos.
Y, cómo no, la extracción de petróleo o de otros productos, como el manganeso, pueden provocar contaminaciones de órdago en el mar o en ríos, como ocurre cuando se produce una fuga en el océano o, sin ir más lejos, en el caso de averías en oleoductos.
Contaminación del agua: un peligro para la salud
Como avanzamos en un epígrafe anterior, la contaminación del agua puede acabar en nuestro plato. Otra de las consecuencias de un agua contaminada que afecta a nuestra salud se relaciona con el mismo contacto con ella,
Por descontado, ingerirla puede suponer un problema para la salud. No solo de forma esporádica, sino en el día a día. El efecto bioacumulativo que mencionábamos para el mercurio o el microplástico al comer pescado también se produce en la ingesta de agua no potable.
La polución del agua con arsénico en India y otras partes del mundo, por ejemplo, ocasiona problemas de salud graves. Igualmente, bañarse en el río Ganges es peligroso para la salud, pues además de poder tragar agua polucionada durante el baño, ésta es un vector de enfermedades.
Puestos a tirar del hilo, si consideramos que no tener agua potable supone un auténtico problema cotidiano, el agua contaminada también implica una menor calidad de vida. Tener que caminar varias horas cada día para traer agua no permite progresar a las familias ni a las sociedades en general.
Los cultivos regados con aguas contaminadas, por otra parte, igualmente pueden suponer un riesgo para la salud. De hecho, regar con agua polucionada supone contaminar los alimentos, y ésta ha de tener unos estándares de calidad. Entre estos casos, es conocida la presencia de arsénico en el arroz procedente de India, más común de lo que pensamos.
En las mismas piscifactorías, por otra parte, pueden producirse condiciones de insalubridad que afecten al producto. Sin que pueda garantizarse, ni mucho menos, que el pescado salvaje sea saludable, pues hemos señalado que también el mar puede estar contaminado, las granjas de peces no están en mejor situación en muchos casos.
Deben controlar muy bien el tipo de agua y mantenimiento. De otro modo, dudosamente la producción cumplirá una serie de requisitos mínimos de salubridad. Por lo tanto, contar con información y leyes que controlen de forma más rigurosa estos aspectos es vital para el consumidor.
Impacto ambiental de la polución del agua
A partir de las posibles consecuencias para la salud del agua contaminada es fácil entender lo mucho que puede desequilibrar los ecosistemas, incluyendo los problemas específicos que suponga para la fauna y flora.
Pensemos que el agua es un elemento esencial no solo para la vida humana sino para la vida en general. Siendo como es un elemento indispensable para la misma, su polución supone un serio golpe para los seres vivos.
Se produce, así pues, una destrucción de vegetación, de peces y otros animales que habitan los mares. De forma paralela, las aves marinas también pueden acusar esta contaminación de las aguas, diezmándose su alimentación o quedando envenenada.
Preservar los peces o los corales, pongamos por caso, significa dejar de acidificar el mar a consecuencia del cambio climático. Por lo tanto, de forma indirecta también puede verse afectado el ecosistema acuático. No se trata de un vertido, sino del mismo rol de sumidero de carbono que realiza el océano, con este dramático resultado. Por último, la polución acústica es otro problema de primer orden, cuyas consecuencias ambientales pueden llegar a ser dramáticas para muchas especies.