Las concentraciones de dióxido de carbono en el agua de mar podrían llegar a niveles suficientemente altos como para «intoxicar» a los peces y desorientarles muchas décadas antes de lo previsto.
Un estudio de la Universidad de Nueva Gales del Sur, cuyos resultados se detallan en un artículo publicado en la revista ‘Nature’, consiste en un análisis global del impacto del aumento de las emisiones de dióxido de carbono de los combustibles fósiles en las variaciones naturales de las concentraciones de dióxido de carbono de los océanos del mundo.
«Nuestros resultados fueron asombrosos y tienen implicaciones enormes para los ecosistemas marinos de todo el planeta y el sector de la pesca mundial» dice el autor principal, Ben McNeil, del Centro de Investigación del Cambio Climático en la UNSW.
«Las altas concentraciones de dióxido de carbono hace que los peces se vuelvan en un estado de embriaguez, un fenómeno conocido como hipercapnia. Esencialmente, el pescado se volvió como perdido en el mar. El dióxido de carbono afecta a sus cerebros y pierden su sentido de la orientación y la capacidad de encontrar su camino a casa. Ni siquiera saben dónde están sus depredadores», especifica.
«Hemos demostrado que si la contaminación del dióxido de carbono atmosférico sigue aumentando, los peces y otras criaturas marinas en puntos calientes de CO2 en los océanos del sur, del Pacífico y del Atlántico Norte experimentarán episodios de hipercapnia a mediados de este siglo, mucho antes de lo que se había predicho y con efectos más perjudiciales que lo que se pensaba», añade.
«Para el año 2100, se espera que las criaturas en un máximo de la mitad de los océanos superficiales del mundo se vean afectados por la hipercapnia», augura este autor del trabajo, que contó también con la colaboración del doctor Tristan Sasse, de la Escuela de Matemáticas y Estadística de UNSW. La hipercapnia en el océano se prevé que ocurra cuando las concentraciones de dióxido de carbono atmosférico superan las 650 partes por millón.
Los científicos de UNSW utilizaron una base de datos global de las concentraciones de dióxido de carbono del agua de mar recogidos durante los últimos 30 años como parte de una variedad de programas oceanográficos. «A continuación, realizamos un método numérico para conocer los picos mensuales naturales y las bajadas en las concentraciones de dióxido de carbono durante el año a través de la superficie de los océanos del mundo, sobre la base de estas observaciones», relata Sasse.
«Esto nos permitió predecir por primera vez que estas oscilaciones naturales se amplificarán hasta en diez veces en algunas regiones de los océanos a finales de siglo, si las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera continúan aumentando», añade.
«La predicción de la aparición de hipercapnia es difícil, debido a la falta de mediciones oceánicas globales de las concentraciones de dióxido de carbono reconoce McNeil–. Estamos desafiando a otros científicos con enfoques predictivos innovadores para que descarguen el conjunto de datos usados, empleen sus propios métodos numéricos y compartan sus predicciones finales, para ver si pueden superar nuestro enfoque».
Fuente: Econoticias