Los ecologistas no ven futuro para el Mediterráneo. No, si las cosas siguen siendo como hasta ahora. El informe del WWF lo deja bien claro: Solo reaccionando a tiempo conseguiremos salvarlo.
La advertencia del grupo ecologista viene acompañada de su nuevo proyecto, bautizado como MedTrends, un completo análisis en el que la organización analiza los diez sectores económicos más importantes de este mar, cuna de la civilización occidental, actualmente una de las regiones con mayor diversidad marina del planeta y fuente de riqueza económica.
Sus conclusiones y predicciones para 2030, en efecto, son más bien apocalípticas. No dejar que siga muriendo es el reto al que deben enfrentarse los diferentes usos y abusos que soporta por parte de sectores como el turístico, acuicultura, la pesca comercial y recreativa, la búsqueda de hidrocarburos o, entre otros, el tráfico marítimo.
Además de recalcar la importancia de su biodiversidad, con unas 17.000 especies, WWF define el Mediterráneo como “uno de los activos económicos más valiosos que atesora Europa”, y precisamente por ello se hace necesario conjugar ambos elementos para lograr la tan necesaria sosteniblidad.
¿Pero, cómo hacerlo? WWF tiene claro cómo no hacerlo, y su principal enemigo es la pasividad. Seguir dejando que las cosas sucedan. Permitir, en suma, que el impacto siga aumentando a un ritmo imparable.
Seguir como hasta ahora, sin ordenar los distintos sectores que están diezmándolo significa ponerlo contra las cuerdas. El ecosistema, sencillamente, dejará de aguantar la expoliación a la que estamos sometiéndolo y antes de lo que imaginamos acabará por agotarse.
Desaforada explotación de recursos
WWF nos recuerda que “las actividades marítimas crecen de forma exponencial”, y solo poniendo el freno daremos un respiro a este mar tan castigado. Los contratos de exploración de gas y el petróleo, por ejemplo, ocupan más del 20 por ciento de la cuenca mediterránea.
Igualmente, alertan del impacto que implica la minería marina, que “podría desarrollarse bajo el paraguas de la UE”. Un negocio para unos pocos y, qué duda cabe, también un gran drama ambiental.
Por su parte, la pesca profesional registra una tendencia a la baja. No porque la actividad se haya controlado, sino como resultado de la sobrepesca. Es decir, los recursos se están agotando.
De lo contrario, poco erraríamos afirmando que estaría en constante crecimiento. La razón es sencilla: los fondos marinos no pueden reponerse al ritmo que marca la sobrepesca, por lo tanto, de donde no hay…
¿Y la acuicultura? Otro sector que va a más. Su aumento previsto para 2030 es del 112 por ciento en los países europeos del Mediterráneo. Otro ejemplo de fuerte y descontrolado crecimiento.
La energía eólica offshores también prevé aumentar la producción, concretamente a 12 GW para 2030 en todos los países mediterráneos de la UE. Dentro del análisis se señalan también la pesca recreativa, las fuentes de contaminación terrestres, el trasnporte marítimo, el turismo y el desarrollo costero como prinicpales sectores con una preocupante tendencia del crecimiento.
Conflictos por el espacio
Los conflictos por el espacio será otra de las consecuencias de esta expansión de los diferentes sectores. El informe espera uno de los más importantes entre la acuicultura y el turismo, el sector más importante para la economía mediterránea con respecto a los proyectos de exploración de hidrocarburos y parques de energías renovables. Igualmente, aumentarán los conflictos entre los diferente sectores.
El proyecto MedTrends, en definitiva, busca identificar posibles conflictos entre diferentes sectores para además buscar la protección de los ecosistemas marinos.
Desarrollo insostenible
Y, sea como fuere, WWF tiene meridianamente claro que las actividades humanas en el Mediterráneo son insostenibles a medio plazo. Por un lado, solo si se respeta la riqueza ecológica se podrá mantener como fuente de riqueza, y por otro únicamente una gestión conjunta de los diferentes sectores podrá asegurar tanto la una como la otra.
En palabras de José Luis García Varas, responsable del Programa Marino de WWF:
Para conseguir una economía sostenible en el Mediterráneo, las industrias, los gobiernos, la sociedad civil y todas las partes interesadas deben compartir un enfoque que concilie el crecimiento económico y la gestión de los recursos basada en el buen estado de los ecosistemas.
WWF aboga por lo que llaman el “crecimiento azul”. Un desarrollo basado en la sostenibilidad que busca preservar la riqueza económica y el bienestar de los países ribereños, al tiempo que preservamos su riqueza y conseguimos que siga siendo un sumidero de carbono importante para frenar el cambio climático.
Actualmente, el Mediterráneo genera unos 100.000 millones de euros y crea unos 7 millones de empleos. Sin embargo, como hemos subrayado, las actividades marítimas se desarrollan de forma insostenible. Su prevista expansión en los próximos años supondrá el agotamiento del Mediterráneo, “lo que se traducirá en un ecosistema ya estresado”.
La única salvación, coordinación y planificación. Una visión global que busque la sostenibilidad como absoluta prioridad, concluye el estudio, que por primera vez ofrece una visión global de las tendencias de los diferentes sectores económicos.
Más vale prevenir
La importancia de que la UE lleve la batuta en este control y planificación es fundamental, según WWF. Consideran que su papel es “crucial” y proponen empezar incidiendo mucho más en la práctica.
Sobre todo, aprovechando la Directiva sobre la ordenación del espacio marino de julio 2014. Su aplicación exige avanzar en este sentido. Por lo tanto, solo cuando se logre esa visión única podremos empezar a avanzar en el sentido correcto.
De otro modo, los objetivos ambientales de la UE no podrán alcanzarse, apuntan. O, lo que es lo mismo, sus ecosistemas seguirán estando “en grave riesgo” y acabarán por malograr cualquier intento de promover su lado económico.
Por último, recordemos que el cambio climático tampoco perdona. Según advierte la ONU, a mediados de siglo el Mediterráneo dejará de ser un paraíso turístico. Básicamente, la desertificación será su principal e insalvable problema. Eso sí, habrá nuevas áreas mediterráneas que actuarán de sucedáneo.
Del mismo modo que el cultivo de la vid podría prosperar en países del norte, también las zonas que ahora son frías, como el Norte de Europa, serán más cálidas, y atraerán el turismo que ahora busca la costa mediterránea.
Fuente y fotografía: Ecología verde