Sintieron las paredes crujir y el suelo que se rebajaba, que las tuberías del agua reventaban, incluso, que la puerta, fuera de su marco, era imposible de abrir, como relataba María del Carmen Escobedo, una vecina de La Guardia. Eran aproximadamente las doce de la noche de ayer cuando las viviendas municipales que hay ubicadas en la Plaza de Vista Alegre sufrieron algo así como un “temblor de tierra”, como explica el alcalde Juan Morillo. Pero no era un seismo, sino una descomunal rotura de la red de abastecimiento de agua que, por fortuna, deja claro el máximo responsable municipal, no causó daños personales. Otra cosa son los destrozos. En un primer análisis, tal y como adelanta el máximo responsable municipal, lo ocurrido obligará a tirar casas abajo.

El “epicentro” de esta desgracia se situó en una zona humilde de este pueblo, del área metropolitana de la capital. El alcalde fue informado prácticamente al instante de lo que sucedía, por los propios afectados, ya que se encontró a uno de ellos, que iba en su busca para avisarlo, cuando se disponía a salir hacia Madrid para una reunión de trabajo. Sin que hubiera ni siquiera amanecido, en torno a las tres de la madruga, con los vecinos aterrorizados y en la calle, se activó el protocolo para hacer frente a la situación. El Gobierno local informó de lo ocurrido al 112, que a su vez dio aviso a la Policía, la Guardia Civil, los Bomberos y Protección Civil. El personal de Aqualia también se puso manos a la obra. No en vano, la empresa es concesionaria del servicio de agua, que está a cargo del mantenimiento de la red de titularidad municipal. La rotura de la tubería general que abastece el municipio parece estar en el origen del corrimiento de tierras que se llevó por delante los cimientos de dos viviendas, además de causar destrozos de menor consideración en otras tres, y obligar a acordonar la plaza. Casi sobre la marcha, se buscó techo para los damnificados, unas 14 personas, realojadas provisionalmente en una hospedería municipal. Lo ocurrido, además de dejar a varias personas en la calle, obligó a cortar el suministro de agua durante, aproximadamente, unas siete horas, como explica el máximo responsable municipal guardeño. Fueron cuatro viviendas las desalojadas. Son un conjunto de cinco inmuebles, de los que uno de ellos está deshabitado.

El Ayuntamiento las construyó en su día para destinarlas a situaciones de emergencia social. Por el momento, está casi decidido que se echen a bajo dos de las casas y, en cuanto al resto, hasta el lunes permanecerán cerradas a la espera de que los técnicos de la Diputación evalúen con exactitud su estado y las medidas que tienen que ponerse en marcha para su reparación, si es posible. Estos vecinos, con una complicada situación económica, corren el riesgo de perder todas sus pertenencias a consecuencia del suceso.

Fuente y fotografía: Diario Jaén