Los nuevos datos de campo obtenidos de un estudio colaborativo de varias instituciones de la escarpada cuenca del río Yukón de América del Norte revelan aumentos profundos en la erosión de los ríos durante la abrupta intensificación global de las fluctuaciones climáticas hace aproximadamente 2,6 millones y hace un millón de años, según publica el periódico Econoticias.
«Estos resultados proporcionan el primer apoyo definitivo que aumenta el sedimento depositado en los océanos por la erosión de los ríos y coincide con cambios dramáticos en los ciclos glaciales –resalta la geocientífica de la Universidad Estatal de Utah, Tammy Rittenour–. Nuestra capacidad para fechar antiguos depósitos fluviales fue el factor que cambió el juego al permitirnos perseguir esta hipótesis».
Rittenour y sus colegas del Servicio Geológico de Estados Unidos, La Universidad de Vermont y la Universidad de Purdue publican estos hallazgos en la revista ‘Nature Geoscience‘.
«Los valores de isótopos de oxígeno en los sedimentos marinos muestran fluctuaciones mundiales entre climas fríos y cálidos que se intensificaron abruptamente durante el período temprano del Pleistoceno –explica Rittenour, profesora del Departamento de Geociencias de la USU–. Las tasas de acumulación de sedimentos en los ríos también aumentaron durante este tiempo».
Dado que los ríos realizan el trabajo de erosión y transporte de sedimentos sobre la mayor parte de la superficie de la Tierra, los científicos han sugerido durante mucho tiempo que los patrones de precipitación global imitan las fluctuaciones climáticas. «Si ese es el caso, la descarga mejorada del río como resultado de la precipitación global intensificada aumentaría las tasas de erosión del río», apunta.
Para probar esta idea, el equipo aprovechó la historia del paisaje preservada en las prominentes terrazas fluviales del sitio de estudio, antiguas planicies aluviales, ubicadas a cientos de metros sobre el moderno río Fortymile, un afluente del río Yukón que fluye desde el noroeste de Canadá hasta Alaska, cerca de los yacimientos de oro de Klondike.
«Esta ubicación de ‘piedra de Rosetta’, con terrazas expuestas, proporcionó una ventana largamente buscada desde la cual obtener datos –reconoce Rittenour, miembro de la Sociedad Geológica de América–. Los geocronólogos a menudo repetimos que no podemos calcular las tasas de erosión sin control de la edad. Utilizando técnicas de datación relativamente nuevas pudimos, por primera vez, establecer edades para los depósitos fluviales que abarcan estos períodos clave del cambio climático global».
Los coautores Lee Corbett y Paul Bierman de UVM y Marc Caffee de Purdue proporcionaron control de la edad en las terrazas más antiguas del sitio, utilizando métodos de datación de entierro de nucleidos cosmogénicos que utilizan diferentes tasas de descomposición de isótopos radiogénicos únicos de berilio y aluminio producidos por la exposición de sedimentos a la radiación cósmica.
Rittenour, directora del Laboratorio de luminiscencia de USU, usó la datación por luminiscencia ópticamente estimulada de sedimentos de ríos más jóvenes. «La datación OSL proporciona una estimación de edad de la última vez que el sedimento estuvo expuesto a la luz», apunta. Corroborando los nuevos resultados del equipo, los registros de sedimentos del Mar de Bering muestran aumentos concurrentes en la acumulación de sedimentos erosionados del río Fortymile.
«Es emocionante aplicar nuevas herramientas para probar ideas fundamentales que solo se han especulado anteriormente –admite Rittenour–. Estos resultados representan un paso importante hacia la comprensión de la influencia del clima en la configuración de paisajes habitados por personas, y proporcionan pistas sobre la respuesta futura del paisaje a la actividad humana».