Científicos noruegos han descubierto más de 600 filtraciones de metano en el Mar de Barents, procedentes de centenares de cráteres que tienen hasta un kilómetro de diámetro y 30 metros de profundidad. Algunas de sus llamaradas llegan casi a la superficie del mar. Estos cráteres, situados a 390 metros de profundidad, pueden explotar por el calentamiento del océano, liberar toneladas de metano a la atmósfera y precipitar el calentamiento global.
Según informa Tendencias21, aunque algunos de estos cráteres ya eran conocidos desde los años 90, las nuevas tecnologías han permitido al equipo noruego conocer con mucha más precisión sus dimensiones y características, así como las emisiones de metano que están lanzando a la superficie.
El metano se está filtrando lentamente desde el subsuelo a través de grietas en el fondo marino, pero debido al cambio climático y al aumento de la temperatura marina, los montículos podrían explotar, emitiendo enormes cantidades de metano desde el fondo marino del mar de Barents, advierten los científicos. El temor de los científicos es que estos montículos puedan transformarse en cráteres, parecidos a otros descubiertos anteriormente en otras regiones del Ártico con un contenido inusualmente alto de metano.
Sin embargo, si el nivel del agua se redujera en tan solo 20 metros, la presión sería insuficiente para contener los depósitos de metano. Un pequeño cambio en la temperatura del océano, algo que ya está ocurriendo, podría alterar este equilibrio y causar la explosión de estos montículos helados, un desastre cuyas consecuencias son impredecibles. Hay que tener en cuenta al respecto que El Ártico se está calentado dos veces más rápido que el resto del planeta.