Europa mira hacia China ante la presumible salida inminente de Estados Unidos del ambicioso Acuerdo de París contra el cambio climático. La UE firmará este viernes con Pekín —un socio hasta ahora lejano e incómodo— un acuerdo bilateral que multiplica los compromisos de ambos bloques en ese marco multilateral para intentar salvarlo. El texto insta a “todas las partes”, sin mencionar a Washington, a respetar lo pactado en 2015 y promete nuevos esfuerzos en energías renovables, según informa El País.
Bruselas ha pasado ocho meses intentando forjar un acuerdo climático ambicioso con el país más contaminante del mundo. El objetivo era tratar de protegerse frente al descuelgue estadounidense de los acuerdos contra el calentamiento global que ratificó el anterior presidente, Barack Obama. El resultado es una declaración conjunta, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, que desglosa en 17 apartados la nueva estrategia bilateral. El documento se aprobará en la cumbre que reunirá este jueves y viernes en Bruselas al primer ministro chino, Li Keqiang, con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el del Consejo Europeo, Donald Tusk. El encuentro propiciará también entendimientos en inversión, seguridad y defensa y migración, entre otros asuntos.
Frente a las dudas estadounidenses, la declaración arranca constatando que la acción climática es hoy “más importante que nunca” y confirma los compromisos de Europa y China en los acuerdos de París, de los que ahora asumen el liderazgo. Aunque no existen referencias a terceros, ambos bloques se sitúan en las antípodas de Estados Unidos al defender “el libre comercio, la inversión y los sistemas multilaterales” como vías para reducir el nivel de emisiones contaminantes del planeta. Para llenar el inminente vacío estadounidense, la declaración compromete “nuevas políticas y medidas” bilaterales. También alude a “nuevos proyectos de cooperación bilateral” fuera de ese marco. Habrá un plan de 10 millones de euros por el que la UE compartirá experiencias en reducción de emisiones con China.
Más allá del gesto político, lo más novedoso en contenido es la intención de desarrollar energías limpias. Es la primera vez que se firma algo así. Se trata de cooperar en aspectos como la reducción del consumo energético de los edificios, el fomento de las renovables “a través de mecanismos de mercado” (para alejar la idea de subsidios) y los intercambios en innovación tecnológica. Fuentes comunitarias explican que ahí se abre un importante campo de cooperación. Porque Europa puede brindar a China el conocimiento técnico que le hace falta para potenciar las renovables.
Sin querer dar por sentada la retirada estadounidense, el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, ha presentado este avance como indispensable para salvaguardar París. “La UE y China unen fuerzas para avanzar con determinación en la aplicación del acuerdo de París y acelerar la transición mundial hacia energías limpias. Nadie debería quedarse atrás, pero la UE y China han decidido avanzar”, asegura. Más directo, el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, se apresuró a lamentar la salida estadounidense. “La lucha contra el calentamiento global es un desafío mayor que concierne a todas las naciones. Es nuestro deber moral dejar a las generaciones futuras un planeta más seguro y sano”, señaló en un comunicado.
Ayuda a África
Tras los mensajes lanzados en la campaña electoral, la UE ya temía que el nuevo presidente, Donald Trump, decidiera retirar a Estados Unidos del acuerdo de París, firmado en 2015. Así que dos meses después de la toma de posesión de Trump, Arias Cañete viajó a Pekín para tratar de reforzar los compromisos chinos contra el calentamiento global. El resultado es esta declaración conjunta, que pretende trascender el ámbito bilateral y propone por primera vez una “cooperación triangular” con territorios en vías de desarrollo. El documento pone el foco en África, a la que se prestará asistencia en materia medioambiental.
El impacto de la retirada estadounidense es, pese a todo, enorme. Porque aunque solo sea uno de los 195 países que respaldaron París, sin cumplir la reducción de emisiones que había rubricado Washington (entre un 26% y un 28% en 2025 respecto a los niveles de 2005) será difícil lograr la meta global: evitar que la temperatura del planeta suba más de dos grados a final de siglo. Con los compromisos que había hasta ahora, ya se consideraba difícil un calentamiento térmico inferior a los tres grados. La retirada de Washington agravará la situación. Pero Bruselas promete que el acuerdo seguirá adelante en cualquier caso.
EL DESAFÍO DE LOS 100.000 MILLONES
La UE declara su “pleno apoyo” a una de las claves del acuerdo: la creación de un fondo con al menos 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020 para que los países ricos financien la lucha contra el cambio climático de los más vulnerables. Pero el volantazo estadounidense convierte en casi inalcanzable esta meta. La declaración conjunta con China insta a otros países a contribuir al fondo.