La iniciativa que pretende acabar poco a poco con los residuos oceánicos se llama The Ocean Cleanup. Son como unas barreras (a lo grande) que impiden que la basura flotante siga el curso natural de las corrientes marinas mundiales. Colocadas en puntos estratégicos, estas barreras captarían gran parte de la materia flotante que pase por donde haya una de estas, tal y como informa Omicrono.
Esta idea para limpiar los océanos de la basura residual no es nada nueva. La noticia ahora es que el proyecto ya tiene fecha de lanzamiento, y muy próxima: 2018. Los casi 32 millones de dólares que recibieron de financiación fue lo que hace posible la idea a día de hoy. A finales de este mismo año ya deberían tener instalado una barrera piloto en el Pacífico Norte. El diseño operativo, en cambio, no se cree que esté operativo hasta mediados del 2018.
Una idea básica para cambiar el mundo
Este tipo de iniciativas demuestran que aún tratándose de una idea muy básica, puede hacer cambios sustanciales en el globo. Estos flotadores de poliuretano de alta densidad semirígidos en forma de V serían capaces de recoger hasta el 50% de la basura superficial de los océanos en 5 años. Los residuos totales no son solo los superficiales, pues no todos flotan, pero al menos se trata de un comienzo.
Solamente al año se calcula que se suman 8 millones de toneladas de plástico (sin contar otro tipo de residuos). Por cada kilómetro cuadrado y medio (vamos, por cada milla) se calcula que hay 46 mil pedazos de plástico.
Por suerte se pueden aprovechar las mareas oceánicas. Y es que, gracias a estas, los residuos se “reúnen” todos en un mismo lugar. En el Pacífico, por ejemplo, hay lo que llaman una gran mancha de basura, que reúne al parecer unas 100 millones de toneladas de basura (acumulación de muchísimos años de residuos sin controlar). En términos de superficie, podría llegar a equivaler al espacio que ocuparía España casi 40 veces (20 millones de kilómetros cuadrados) según National Geographic.
Una vez las barreras están llenas, es un buque el que se encarga (por medio de bombas) de recoger toda despojos flotantes para su posterior reciclaje (en tierra). Es decir, que además se espera que los materiales que permitan ser reciclados sean procesados y reciclados.