La mancha contaminante del Parque Regional del Sureste está desapareciendo. Después de 30 años, la Comunidad de Madrid está trabajando para extraer los aceites industriales que la conforman y que han provocado incluso la muerte de dos personas, en 2001, tal y como informa El País. Para mediados del 2018 se espera que ya no queden rastros del alquitrán ácido y, para el 2020, que la limpieza sea absoluta. Sin embargo, la rapidez dependerá de la demanda de cemento, ya que los residuos se están reutilizando para fabricar este material. Por el momento, van más lento de lo esperado.
Daniel Barettino, jefe del proyecto por parte de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad, estima que esta primera fase de extracción acabará en junio de 2018 y el proceso de limpieza completo podría terminar en 2020. “Es difícil programar los tiempos porque ahora mismo el condicionante es la capacidad de las fábricas de cemento. Como este sector no se recupera de la crisis y las previsiones de crecimiento no se cumplieron, hay una demanda menor de combustible de lo pensado y son ellos los que marcan el ritmo con que se avanza”, explica Barettino.
Un material viscoso
En la primera etapa se extraerá el 85% de la laguna. El resto, ubicado en la parte más profunda del chapapote, el material es mucho más viscoso, por lo que se utilizarán medios mecánicos, palas y cucharas para extraer el material. Por el momento solo han encontrado bidones y sólidos grandes en la laguna. “Si lo que estamos extrayendo ahora es un alquitrán ácido, la parte más profunda es casi asfalto”, precisa Barettino.
La presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes, visitó ayer la laguna, en la que detalló que el gobierno regional ha invertido 8,6 millones de euros desde que comenzó la descontaminación de la zona en 2009, a los que se añaden otros 6 millones que figuran en el presupuesto de la Comunidad de este año para este objetivo. También destacó que el proceso de limpieza supone la mayor restauración de un espacio natural contaminado por hidrocarburos nunca antes realizada en Europa.
Barettino aclara que tienen referencias de varios casos similares al de la laguna en varios países europeos. “Pero no hay constancia de otro que a través de la extracción con bombeo cree un combustible líquido”, sostiene. El jefe del proyecto precisa que las fórmulas más comunes son extraer los residuos y depositarlos en un vertedero o reutilizar el combustible con energía con extracción mecánica, que “es mucho más sucia porque remueve el material y eso puede contaminar el suelo de alrededor”.
La laguna de Arganda, en la que murieron dos ecuatorianos al bañarse allí en 2001, está contaminada desde hace 30 años. Antes de que comenzara este proceso de limpieza, morían en torno a 60 aves al año a causa de la toxicidad de sus aguas. Este es el resultado del vertido de hidrocarburos y aceites contaminantes que realizó Aceites Ulibarri-Piqsa entre 1989 y 1995. En 1998 la empresa quebró y ese mismo año el delito prescribió.