El Gobierno de Castilla-La Mancha tramitará, previsiblemente el próximo año, una Ley del Agua con el objetivo de racionalizar su uso y lograr que sea más eficaz en la región. Una manera, no solo de “dar ejemplo”, según comentaba el presidente regional, Emiliano García-Page, dentro y fuera de las fronteras castellano-manchegas, sino de generar una pauta legal en torno al líquido elemento que, aunque discurre por la región en forma de ríos o se acumula en embalses, no puede utilizarse como le gustaría a la Comunidad Autónoma.
Un ejemplo claro de esta situación es lo que ocurre con el río Tajo. Esta semana en Toledo se habla en la sede de la universidad de la gestión y la planificación de su cuenca. Una de las ponentes ha sido Soledad Gallego, abogada ambiental que lleva desde 2006 trabajando en cuestiones relacionadas con el río Tajo, también como miembro de la Fundación Nueva Cultura del Agua y de la Red Ciudadana del Tajo. Ella apunta los problemas históricos que soporta el río y cómo el Trasvase Tajo-Segura ha condicionado el desarrollo social y económico de toda la cuenca.
La del Tajo es considerada una cuenca ‘excedentaria’ por ley desde 1970. Una ley dice que le sobra agua y por eso soporta el mayor trasvase del país. Pero la realidad es bien distinta. Es también la cuenca más regulada, es decir, la que más embalses alberga en el seno del río. La normativa que data de épocas franquistas no ha cambiado. El Trasvase Tajo-Segura que se planteó como un horizonte a 40 años es una realidad consolidada. “Se ha instalado la idea de que es algo inamovible. Hasta hay estudios que dicen que la economía de Levante depende del Trasvase”.
La Comisión Europea está pendiente ahora de emitir un dictamen sobre el estado del río tras la visita de varios eurodiputados invitados por un cada vez mayor movimiento ciudadano en torno al río. “Con el Tajo se ha dicho que nunca pasaba nada” y la abogada ambientalista lamenta que “se haya mezclado mucho la política. Se ha emborronado la realidad”.
Aporta también algunos detalles que hablan de la ‘salud’ del río. Por ejemplo que entre 1980 y 2012 las aportaciones al río (fundamentalmente proceden de las lluvias) se han reducido en un 33% con respecto al periodo 1940-1985. Esa reducción es aún mayor (47%) si solo tenemos en cuenta la cabecera del Tajo, donde se encuentra el complejo de embalses Entrepeñas-Buendía, y con una más que previsible nueva reducción en los próximos años debido al cambio climático. La cabecera del Tajo tiene una capacidad de 2.400 hm3 pero nunca está al 100%, entre otras cosas, por las derivaciones de agua a través del Trasvase.
Del ‘cliché’ de un Tajo en la ‘España húmeda’ a la sobreexplotación
En torno al Tajo siempre se han generado muchos ‘clichés’, comenta Soledad Gallego. Uno de ellos es que su cuenca discurre por la llamada ‘España Húmeda’. No es cierto, asegura, para criticar también la planificación y gestión del río. “Se vive en los mundos de Yuppie porque hay desequilibrio, sobreexplotación y se pone en riesgo el abastecimiento”.
Apunta que la planificación en torno al río se realiza con cifras que “no son reales porque en periodos de sequía te encuentras con siete millones de personas para abastecer y además no se contemplan escenarios de cambio climático”. Tampoco, añade, se tienen en cuenta los costes ambientales para el Tajo cuando se envía agua a Levante. “Es un agua artificialmente barata y desde luego más barata que desalar. ¿Para qué van a usar las desaladoras si se subvenciona el agua que llega a través del Trasvase?”.
El ‘efecto’ Madrid
El Tajo atraviesa la zona más poblada de España en la que viven 10 millones de personas entre España y Portugal. Casi todos residen en el área metropolitana de Madrid, la tercera más grande de Europa. La vecina Comunidad necesita mucha agua cada año para consumo y usos industriales o agrarios pero no puede utilizar la acumulada en Entrepeñas-Buendía, así que ‘tira’ de otros ríos como el Alberche (Talavera) o el Sorbe (Guadalajara), estrangulando también sus posibilidades económicas y medio ambientales. “Allí se ha notado mucho la presión de Madrid. Los ríos no dan para más y se ha perjudicado a los regadíos de la zona”.
A eso se suma otra de las consecuencias de atravesar la Comunidad de Madrid, cuyas aguas residuales terminan en el Tajo, las que llegarán a Toledo a través del Jarama y el Guadarrama. La abogada explica que cuando el río llega a Portugal nuestros vecinos detectan productos químicos industriales, farmacéuticos e incluso “radiactivos” vinculados a la actividad de centrales nucleares como Trillo (Guadalajara). Al margen de una “elevadísima” salinidad del agua.
Soledad Gallego habla de la necesidad de tomar “medidas” para reducir contaminantes, entre otras cosas con una buena depuración. Es algo que “nunca ha ocurrido” porque “el agua limpia sale de la cabecera del Tajo, después queda el resto del río y nunca se ha cumplido lo establecido: que Madrid (el mayor usuario del río al margen de Levante) devolviese limpia el agua utilizada”.
“Los señores del Tajo”
Actualmente es el río más “presionado” de España bajo el control de los que Soledad Gallego llama “los señores del Tajo”: hidroeléctricas (sobre todo en la parte extremeña), el abastecimiento a Madrid y el Trasvase Tajo- Segura y denuncia el “incumplimiento” del orden “teórico” de prioridades: lo primero mantener el caudal ecológico. Después abastecer a la zona de la cuenca tanto para consumo ciudadano como para regadíos o usos industriales y al final “si sobra agua”, se puede derivar a través del Trasvase. El orden “está invertido” y la teórica prioridad de la cuenca cedente es solo eso, “teoría”. El río se sigue desangrando y según Gallego, “cada trasvase supone aumentar los contaminantes en el Tajo medio”.
Cree que se está haciendo una “gestión minera” de los embalses de cabecera. Extracción tras extracción de agua. “Hemos pasado de las playas, del llamado Mar de Castilla con 2.400 hm3 a una zona destruida y turísticamente muerta” y “gracias al Memorándum la del Tajo es una cuenca intervenida”.
El futuro más inmediato pasa, en su opinión, por la venta del agua entre regantes como mecanismo para trasvasar el agua no excedentaria del río. “Ahora se plantea conectar los ríos y los regantes podrán vender el agua de forma privada. ¿Dónde queda entonces la planificación pública y la transparencia?”, se preguntaba ante un grupo de alumnos en el campus de Toledo.
Fuente y fotografía: El Diario