La ecología como manera de estar en el mundo e incluso como filosofía de vida puede ser la clave de un modus vivendi más saludable e inteligente, hoy por hoy el único capaz de salvar el planeta.
Las formas de agruparse las sociedades también son decisivas y la galopante urbanización nos lleva de forma indefectible hacia las megalópolis. Un mundo en el que las selvas más pobladas son las urbanas y la vida natural queda relegada a una simple quimera.
De hecho, el concepto de aldea suele asociarse con una idea un tanto anclada en el pasado. Sin embargo, en ella puede encontrarse el germen de una apuesta por un futuro más verde y esperanzador. En este sentido, la eco aldea es un concepto interesante precisamente por esa “vuelta al pasado” que nos devuelve al entorno natural. A ese espacio o hábitat que marcan un punto y aparte con respecto a la serva urbana.
¿Pero, y si en lugar de volver hacia atrás, diéramos un salto hacia adelante conservando su esencia? El proyecto que ha motivado este post es una propuesta con aire futurista heredera de todo lo positivo de la eco aldea unido al aprovechamiento de las nuevas tecnologías con vistas a lograr una eficiencia que no reste bienestar ni calidad de vida.
Abierta a cualquier aportación concreta para el día a día, su objetivo consiste, sobre todo, en ofrecer una alternativa apetecible, que permita alcanzar utopías que, a la postre, podrían dejar de serlo.
ReGen Villages: mirando al futuro
El proyecto bautizado como ReGen Villages imagina este mundo utópico y lo plasma en un proyecto que pronto verá la luz. No de forma virtual, por que como concepto lo conocemos gracias a su difusión a través de la red.
Si bien estamos disfrutando de las imágenes y planos desde su página web, la presentación en el Pabellón de Dinamarca en la XV Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia será su difusión oficial. Un marco idóneo para una iniciativa verde que apuesta fuerte por un cambio de modelo y, por lo tanto, fuertemente comprometida con el medio ambiente.
De hecho, en esta edición, la Bienal de Venecia ha hecho hincapié en la importancia de trascender una mera orientación técnica. Su objetivo, según ha manifestado su equipo organizador, quiere ir más allá de una simple exposición de bellas obras arquitectónicas.
Tratar la arquitectura como un bien público es su afán, un reto que quiere alcanzar yendo directos al grano, es decir, aportando nuevas ideas que puedan ayudar a una mejor organización de la sociedad. Y, qué duda cabe, este proyecto encaja a la perfección en este interesante enfoque.
Un estilo de vida más sostenible
¿Pero, qué aporta este proyecto a nivel social? Es su punto fuerte, y está orientado tanto a ecoaldeas o comunidades amplias como a caseríos o casas individuales en distintos entornos. Las posibilidades, en efecto, son enormes, y cualquier versión que se inspire en él puede resultar.
Sin embargo, la visión de un futuro del ReGen Villages es comunitario. Se basa en la creación de comunidades autosustentables o, si se quiere, autosuficientes desde un enfoque económico y también ambiental.
No solo podrían cultivar sus propios alimentos y hacerlo recurriendo a la agricultura ecológica convencional sino también a la hidropónica, así como a los modernos jardines verticales.
A nivel energético, cómo no, la producción de energía para autoconsumo y creación de excedentes es otro de los puntos imprescindibles. Con la particularidad de que el proyecto sitúa esta autosustentabilidad en un escenario global.
Ello significa, por ejemplo, que el objetivo sería contraponer el modelo actual de urbanización a esta alternativa proyectada sobre un escenario que suma sus logros de forma comunal, regional y también mundial.
Se trata, en suma, de una especie de movimiento en favor de otra forma de vivir. Más natural y sostenible, que aboga por un mundo que evoluciona hacia una sociedad baja en carbono.
Sus preocupaciones, sus retos y objetivos, por lo tanto, trascienden lo meramente local, ocupándose de temas tan urgentes como contribuir para frenar el cambio climático. O, cómo no, también con el fin de preservar los recursos naturales.
De este modo, mejorar el entorno y hacer un uso más racional de él, respetando ecosistemas y dando a la agricultura y economía locales un valor prioritario. A la postres, mediante este planteamiento a nivel micro se logra avanzar en un objetivo macro tan importante como es la reducción de la huella de carbono y la seguridad alimentaria.
¿Muy bonito pero muy en el aire? Así es, abstracto y utópico hasta la médula. Pero también un intento real de convertir esas ideas idílicas en una solución práctica que pueda empezar a plasmarse en la realidad cotidiana de las personas.
Por lo pronto, estos planos y conceptos virtuales van empezar a verse realizados antes del verano. El primer ladrillo es un diseño sostenible, una primera piedra que podría ser el comienzo de un mundo distinto, mejor y lleno de esperanza.
¿Lo lograrán? Un David contra un Goliat tiene pocas oportunidades, pero no cabe duda de que a nivel simbólico puede lograr mucho más de lo imaginable. Y , en todo caso, si solo triunfa a nivel local, también sería un pequeño gran triunfo. “Nuestro estilo de vida moderno es totalmente insostenible y esto exige solucones más flexibles para el futuro”, concluyen sus creadores.
Fotografías: Estudio de arquitectura EFFEKT
Fuente: Ecología Verde