Los habitantes de Lliçà d’Amunt se están acostumbrando, qué remedio, a ingeniárselas para vivir periódicamente sin algo tan esencial como el agua corriente. Una serie de averías han afectado el servicio desde noviembre, sin que por ahora se pueda vislumbrar una solución a corto plazo. El ayuntamiento asegura que tiene un plan de inversiones sobre la mesa y plantea qué se debe hacer con la concesión del servicio, que asume desde 1998 la empresa Sorea.
Ya son cuatro los meses que los vecinos de Lliçà d’Amunt llevan viviendo con la duda de si cuando lleguen a casa tendrán agua, un servicio que pagan religiosamente pero que presenta anomalías queafectan sobre todo el núcleo urbano y el barrio de Can Xicota. La última interrupción del servicio se registró este lunes, y fue la gota de colmó el vaso.
La empresa Sorea detectó la anomalía en la cañería principalque parte del depósito de aguas, lo que obligó al corte del suministro. Cuando la tenía solucionada, alrededor de las siete de la tarde, se registró la rotura de una tubería en otro punto del municipio, lo que paralizó de nuevo el servicio hasta las once y media de la noche, según informan fuentes de la compañía.
LA HIGIENE
Esta enésima complicación, que dejó sin agua a unos 5.000 ciudadanos, provocó el enfado de gran parte de los usuarios, que trasladaron su malestar a las redes sociales. «La lavadora y el lavavajillas es lo que menos me preocupa. A mí lo que me afecta es el tema higiénico: tengo cuatro niños en casa con sus necesidades, ¿y cómo les dices que no pueden ir al baño? ¡Es imposible!», lamenta Daniel Molina, vecino del centro de la localidad.
Curtido por la experiencia, optó por ir al supermercado y cargar cinco garrafas de ocho litros de agua, que usó tanto para la cena como para lavar a los pequeños y cubrir las necesidades más básicas en el baño. El enfado de los afectados se hace mayor cuando comprueban en la factura del agua que siguen pagando el importe sin ninguna compensación por los cortes sufridos.
«El problema que tenemos en Lliçà d’Amunt es que las tuberías son viejas, algunas de fibrocemento, y que se rompen con frecuencia, sobre todo en una zona concreta», explica Iban Martínez, concejal de Compañías de Servicios. Vecino del centro de la localidad, es también uno de los afectados por los reiterados cortes de agua. El más aparatoso se produjo a mediados del pasado diciembre, cuando una tubería se rompió justo delante del ayuntamiento, provocando un espectacular géiser de unos15 metros de altura.
Martínez forma parte del gobierno renovado en la localidad, fruto del pacto entre PSC, ERC, ICV-EUiA y CDC, y asumió el cargo hace menos de dos meses. «En el pacto de gobierno se estableció como uno de los puntos principales la revisión de la red de agua, abriendo al puerta a estudiar su municipalización o el cambio de la concesionaria», apunta.
MECANISMOS DE RESCATE
Sorea asume la gestión del agua desde 1998 y la concesión es de 46 años, hasta el 2044. «Hay mecanismos para recuperar el servicio, analizando si se está realizando el trabajo necesario o no», apunta Martínez. Para este año, el consistorio cuenta con un presupuesto de 200.000 euros destinados a la red de agua, de los cuales ya se han ejecutado unos 30.000 en obras, pero el objetivo es analizar las actuaciones necesarias a 10 años vista.
A corto plazo, el consistorio plantea revisar la prioridad de las inversiones que requiere una red de más de 160 kilómetros de tuberías. Del mismo modo, se propone seccionar el servicio en el centro de la localidad, con el fin de que las incidencias afecten al menor número de usuarios.
Mientras todo ello se materializa, los vecinos de Lliçà d’Amunt deberán seguir con unas garrafas de agua de emergencia a mano.
Fuente y fotografía: El Periódico