Abengoa recibirá una inyección de entre 1.500 y 1.800 millones de euros, en un plazo máximo de cinco años, según el preacuerdo alcanzado por los bancos acreedores, integrados en el llamado G-7, y los principales tenedores de bonos para reestructurar la deuda del grupo y recapitalizarlo.
Las entidades que financiarán dicho préstamo, garantizado con determinados activos, incluyendo acciones libres de Atlántica Yield, tendrán derecho a recibir un 55% del capital social de la Nueva Abengoa.
El importe de la deuda antigua objeto de capitalización se corresponderá con un 70% de su valor nominal y esta capitalización daría derecho a suscribir un 35% del nuevo capital, según ha informado este jueves la sociedad a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
El preacuerdo contempla además que la deuda financiera correspondiente a las líneas de liquidez concedidas al grupo entre el 23 de septiembre y el 24 de diciembre de 2014 por importe de 231 millones de euros -más gastos financieros devengados- será objeto de financiación mediante la extensión de su plazo por dos años.
Dicha deuda, ha precisado la compañía, estaría garantizada con las acciones de Atlántica Yield y podría amortizarse anticipadamente en caso de venta de los títulos o emisión de un canjeable sobre dichas acciones.
Según Abengoa, el importe del aumento del capital que se reserva a quienes aporten los 800 millones de euros de avales que se solicitan será del 5% del nuevo capital.
¿Cómo quedará el capital?
Al finalizar el proceso de reestructuración de la sociedad, sus actuales accionistas tendrán una participación del 5% en el capital social, aunque eventualmente podrán aumentar dicha participación en un porcentaje no superior a un 5% adicional en caso de que en un plazo de cinco años se hayan satisfecho tanto las cantidades adeudadas en virtud de la nueva financiación, como la deuda existente, incluyendo sus costes financieros.
Por último, Abengoa ha informado de que las dos clases de acciones existentes en la actualidad se unificarán en una sola.
Este preacuerdo entre los bancos y los bonistas más destacados debe ahora alcanzar el apoyo del 75% entre el conjunto de los acreedores y, además, recibir la aprobación de Abengoa. Si su ratificación se produce antes del 28 de marzo, la empresa habrá salvado el concurso de acreedores.
El proceso de negociación se desbloqueó después de que el principal accionista de Abengoa, Felipe Benjumea, desistiera en sus intenciones de mantener una participación de control en la Nueva Abengoa.
La aspiración de Benjumea de contar con una participación del 12,5% en la Nueva Abengoa, que podría posteriormente verse incrementada hasta el 30% si se cumplía la ‘hoja de ruta’ establecida en el plan de viabilidad, era considerada «inasumible» por los acreedores.
Fuente y fotografía: El Economista