Investigadores del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), -centro de investigación multidisciplinar dependiente de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Junta de Comunidades-, el Centro Regional de Estudios del Agua y el Real Jardín Botánico atribuye el descenso de poblaciones de aves acuáticas en el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel a la desaparición de vegetación sumergida.
Un problema, éste último, que según el estudio viene motivado por la sobreabundacia de carpas en Las Tablas, a lo que se suma el problema de la contaminación del agua debido principalmente a vertidos de aguas residuales insuficientemente tratadas en los ríos que confluyen en el humedad.
Los investigadores, con Rafael Mateo del IREC a la cabeza, desarrollaron su trabajo al constatar que en los últimos cinco años, y pese a la mejora y buen nivel de inundación del parque, las aves acuáticas, una de las principales atracciones de visitantes al lugar, habían descendido notablemente. Para ser más precisos, los investigadores comprobaron que las aves acuáticas que se alimentan de vegetación sumergida, como patos y fochas, son las que han sufrido ese declive, mientras que las que se alimentan de peces, como garzas y cormoranes, han ido en aumento. Ello les llevo a identificar que el principal problema se encontraba en la desaparición de las praderas de plantas acuáticas del humedal, lo cual podría ser debido a un empeoramiento de la calidad del agua y el sedimento durante el largo periodo de inundación o bien al efecto de peces como la carpa que se alimentan de estas plantas y además remueven el fondo y no permiten su enraizamiento.
Con estos datos, el equipo de investigadores llevó a cabo un experimento que recientemente ha sido publicado en la revista Science of the Total Environment del que la primera autora es la investigadora predoctoral Celia Laguna. En él se estudió el crecimiento de las plantas sumergidas dentro y fuera de cercados de exclusión a los que no podían acceder los peces o las aves. Al mismo tiempo se estudiaron diversos parámetros indicativos de la calidad del agua y el sedimento, ya que el exceso de algunos nutrientes puede afectar a la ecología del humedal, incluidas las plantas sumergidas. Con los resultados obtenidos, los investigadores observaron que en un mismo punto del Parque Nacional la vegetación sumergida crecía perfectamente dentro de los cercados para excluir los peces y estaba ausente fuera de ellos, y que el crecimiento de las plantas acuáticas dentro de los cercados no era homogéneo en todo el humedal, lo que indica que existen características del agua y el sedimento en cada zona que limitan el crecimiento de la vegetación, como alta salinidad, exceso de fósforo y niveles bajos de carbono inorgánico y nitrógeno orgánico.
Estos resultados, aplicados a la gestión del Parque, indican según los investigadores que además de mantener un control estricto de los vertidos contaminantes que llegan a través de los ríos y arroyos que inundan Las Tablas, también se debe controlar la población de peces no autóctonos, como la carpa, que alteran enormemente el ecosistema acuático. En base a estas evidencias, los autores del estudio señalan que el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel ha empezado a realizar una pesca selectiva de carpas y otras especies invasoras tras constatar su elevada densidad, lo que en su opinión permite esperar que en la próxima primavera el crecimiento de la vegetación sumergida mejore y con ello las poblaciones de aves acuáticas.
Este proyecto ha sido financiado con una ayuda a la investigación en la Red de Parques Nacionales. Del mismo son autores: Celia Laguna, Jhon J. López-Perea, Javier Viñuela, Máximo Florín, Jordi Feliu, Álvaro Chicote, Santos Cirujano y Rafael Mateo.
Fuente y fotografía: Iagua