Si estos días de altas temperaturas tiran para abajo, tal vez la solución para levantar un poco el ánimo esté ahí nomás, al alcance de la mano. Donde quiera que se encuentre, soportando el calor de la ciudad. Un vaso de agua, que se puede pedir sin costo alguno en el bar donde está hace horas tomando un café, o en ese kiosco en el microcentro en el que puede comprarse una botellita de agua mineral, justo antes de subirse al colectivo. En casa, en la jarra de agua guardada en la heladera o en el chorro que puede beberse directamente de la canilla, mientras soporta el calor de una cocina tomada por los preparativos para la cena de Año Nuevo.
Por qué el agua es vital
Desde la Asociación Argentina de Nutricionistas (AADYND) alertan que muchos de los síntomas que nos atacan en esta época, tales como desconcentración, desgano o mal humor podrían no tener que ver con el cansancio de fin de año, sino con la baja ingesta de agua, especialmente durante los días de elevadas temperaturas. Por ese motivo las nuevas Guías Alimentarias para la Población Argentina rescatan la vigencia de la ya conocida recomendación: beber 8 vasos de agua por día, y frente al calor y la realización de actividad física es necesario aumentar esa cantidad.
Su presencia en el organismo mantiene el volumen de sangre y líquidos linfáticos, provee la saliva que permite digerir los alimentos, lubrica las articulaciones y los ojos, mantiene la temperatura del cuerpo, permite las reacciones químicas en el interior de las células, facilita la absorción y el transporte de los nutrientes que se ingieren a través de los alimentos.
Dicho en otras palabras: necesitamos agua para estar sanos. Y, se sabe, estar sano significa sentirse bien.
Así lo explica la licenciada Silvia Jereb, miembro de la Asociación Argentina de Nutricionistas (AADYND) donde coordina el Grupo de Estudio de Nutrición y Neurociencias: «Siempre se ha hecho hincapié en el rol del agua a nivel celular, renal o digestivo, en su participación para regular la temperatura corporal y eliminar toxinas, pero, en líneas generales, se ignoran los beneficios que el agua aporta sobre las funciones cognitivas como la concentración, la memoria o el estado de ánimo».
En ese sentido es fácil entender por qué, si bebemos poca agua, corremos riesgos de ponernos de mal humor.
Hidratación y estado de ánimo
Los conocimientos científicos actuales permiten establecer esta relación entre la hidratación y el estado de ánimo. Se calcula que los niveles de deshidratación del orden del 2% de la masa muscular, aun en un período de tiempo relativamente corto, impactan sobre los niveles cognitivos. «Hoy sabemos que la tensión, la dificultad para la concentración, la fatiga y el mal humor pueden ser síntomas de deshidratación», agrega Mirta Antonini, Licenciada en Nutrición e integrante de la Comisión Directiva de AADYND. Pero no es necesario alertarse: estos malestares son sencillamente prevenibles o reversibles simplemente bebiendo mayores cantidades agua, según coinciden los expertos consultados.
¿Qué agua tomar?
Como simplifica el doctor Roberto Peidro, cardiólogo, Especialista en Medicina del deporte, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina y cardiólogo de Futbolistas Argentinos Agremiados, la hidratación se consigue consumiendo agua. A la pregunta de cuáles son los criterios para seleccionar el tipo de agua que conviene consumir, responde con los siguientes consejos:
–En Buenos Aires -y en muchas otras regiones de nuestro país- el agua de la canilla es absolutamente adecuada para el consumo. Por supuesto que las aguas minerales o mineralizadas también pueden utilizarse. Siempre es preferible ingerir aguas con bajo contenido de sodio, sobre todo en personas con hipertensión arterial, teniendo en cuenta que todas las aguas envasadas tienen sodio, pero en distintas medidas.
–Las bebidas isotónicas o «deportivas» contienen diferentes electrolitos y sustancias que las hacen muy útiles para una hidratación efectiva para personas sanas que realizan actividades físicas en días calurosos. Aunque la hidratación con agua mineral o de la canilla cumple con las condiciones adecuadas para evitar el proceso de deshidratación. La recomendación es que en ejercicios de poca duración (menos de 45 minutos) hidratarse con agua común es suficiente mientras que en ejercicios más prolongados es mejor aportar las sales e hidratos de carbono que contienen estas bebidas
–Las personas hipertensas o con problemas cardíacos deberían consultar con sus médicos sobre la elección de las bebidas adecuadas. En muchos casos, deben evitar las aguas minerales que contienen grandes proporciones de sales como el sodio y elegir aquellas que provienen de fuentes naturales con bajas cantidades de sales minerales, pero siempre esta orientación deberá provenir del médico tratante.
–Los niños pequeños también forman parte de las poblaciones en riesgo en días muy calurosos. Muchas veces tienen diarreas y vómitos y el proceso de deshidratación es rápido ya que no pueden ingerir los líquidos suficientes. Los síntomas de deshidratación en niños pequeños pueden incluir: falta de energía, aumento del sueño, piel fría o con sudor frío, disminución de lágrimas, boca seca, falta de orina, ojos hundidos. Es imprescindible la hidratación adecuada que, si no es posible por boca, debe incluir los sueros. Es así que la consulta rápida a un centro de salud es prioritaria.
–Los niños más grandes y los adolescentes sanos son más resistentes a la deshidratación, aunque esto no significa que no puedan sufrirla, por lo que es necesario tomar siempre las medidas adecuadas para su prevención, es decir controlar que consuman la cantidad mínima de agua requerida (8 vasos ) y eviten exponerse al sol en las horas de mayor calor.
Cómo tomar agua segura
Se denomina «agua segura» al agua que por su condición y tratamiento no contiene gérmenes ni sustancias tóxicas que puedan afectar la salud de las personas, según se explica en el apartado Cuidados del verano, del sitio web del Ministerio de Salud de la Nación. Esto significa que puede usarse para beber, hacer hielo, lavar alimentos, hacer infusiones, lavarse los dientes y cocinar.
El agua de la canilla procede de napas subterráneas y de agua de superficie, es agua segura y también puede obtenerse agua con estas condiciones que la hacen apta para el consumo en las aguas de pozo, desinfectándola previamente agregando dos gotas de lavandina por litro de agua o bien hirviéndola durante tres minutos.
Por una cuestión de gustos, luego pueden utilizarse filtros de carbón activo que eliminan microorganismos que, sin ser dañinos, afectan el sabor como la concentración de metales pesados como el plomo o el cloro.
Otro truco efectivo para mejorar el gusto del agua de red consiste en dejar una jarra de agua sacada de la canilla en reposo durante unas doce horas: al ser volátiles estas sustancias químicas se evaporan durante ese lapso de tiempo.
Como saborizar aguas con frutas y hierbas
Con esta receta sin azúcar, sin colorantes y sin aditivos químicos tomar agua se puede volver un hábito saludable y, por qué no, gourmet.
1. Llenar una jarra con frutas lavadas y cortadas y bastante hielo.
2. Agregar albahaca o menta machacada en un mortero para agregar un toque extra de perfume.
3. Una vez que la jarra esté llena, vierta el agua dentro de ella.
4. Dejar reposar una hora para que el agua se impregne con los sabores de las frutas y las hierbas.
5. Tardará una hora en tomar el gusto, pero también se puede pinchar la fruta con un tenedor para exprimirla y obtener el sabor de inmediato. .
6. Cuando el agua se acabe, puede colocar más hasta que las frutas dejen de aportar sabor.
Fuente y fotografía: La Nación