Japón no está dispuesto a cumplir la sentencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) del pasado marzo de 2014 en la que se prohibía capturar ballenas en aguas próximas a la Antártida con supuestas finalidades científicas. El fallo fue el resultado de un largo proceso judicial a partir de una demanda interpuesta por Australia hace años y que ahora se plantea volver a interponer.
En la sentencia, el CIJ obligaba a Japón a revocar los permisos de caza de ballenas en la zona antártica y a no conceder nuevos permisos. En 1986, Japón firmó la moratoria total de la captura de ballenas con fines comerciales, pero un año después empezó a capturar ballenas con “fines científicos”. Según el gobierno nipón, estas capturas quedaban amparadas bajo el artículo VIII de la Convención Internacional para la Reglamentación de la Caza de Ballenas establecida por la Comisión Ballenera Internacional. Según el CIJ y la comunidad mundial, la caza de ballenas llevada a cabo por el Japón no se ajusta a lo que la anterior Convención estipula como captura con “finalidades científicas”.
El gobierno nipón, con el apoyo de su flota pesquera y parte de la opinión pública del país, pretende ahora utilizar una argucia legal para saltarse una vez más la decisión del principal órgano judicial de las Naciones Unidas. A través de una declaración sobre el reconocimiento de competencias del CIJ que entregó el embajador extraordinario de Japón ante las Naciones Unidas, Motohide Yoshikawa, al Secretario General de la ONU, el gobierno japonés niega que el CIJ tenga jurisdicción en cuanto a la investigación, conservación, gestión o explotación de los recursos vivos del mar en su país.
Con esta estratagema, el gobierno de Japón pretende mantener los permisos para cazar ballenas que el CIJ le prohibió conceder y reanudar unilateralmente la caza de ballenas en la Antártida a finales de 2015. El país asiático planea una matanza anual de 333 ballenas minke o rorcual aliblanco (Balaenoptera acutorostrata) hasta 2027.
Pese a que la ballena minke no está catalogada como animal en peligro de extinción, es vital proteger a todas las especies de ballenas como ser vivo clave para el equilibrio de los ecosistemas marinos.
