El calentamiento global se ha convertido en una de las causas de los movimientos migratorios. Los efectos del cambio climático intensifican desastres naturales como inundaciones, tormentas, sequías y procesos de desertificación, provocando la pérdida de cosechas y, por tanto, el aumento de hambrunas, tal y como informa Granada Digital.
Aunque la legislación internacional no reconoce como refugiados a quienes abandonan sus hogares por razones climáticas, ya hay estudios que abogan por crear la figura del “desplazado ambiental”, una persona que huye de su país de origen por los conflictos derivados de cambios geográficos y físicos en su entorno.
Según señala ACNUR, la Agencia de la ONU para los refugiados, un promedio anual de 21,5 millones de personas han sido desplazadas forzosamente cada año desde 2008 por amenazas relacionadas con el clima. El riesgo de desplazamiento es más alto para los países sin la capacidad o los recursos necesarios para hacer frente a posibles desastres naturales.
Este mapa ilustra los principales movimientos migratorios provocados por desastres naturales en 2016, según datos del Observatorio de Desplazamiento Interno (IDMC):
El 85% de las personas desplazadas por desastres naturales en 2016 se encontraban en el sur y el este de Asia. Sin embargo, teniendo en cuenta el tamaño relativo de la población, Cuba y las islas Fiji fueron los países más afectados durante 2016.
La subida de las temperaturas de los océanos provoca que se intensifiquen los tifones y las tormentas tropicales. Desde 2013, casi 15 millones de personas se desplazaron en Filipinas debido a estos fenómenos, mientras que, en Myanmar, un terremoto y las inundaciones del monzón provocaron el desplazamiento de más de 500.000 personas el pasado año.
El huracán Matthew devastó gran parte del Caribe y la costa este de Estados Unidos causando cientos de muertos y desplazados. Sólo en Cuba, el huracán forzó la evacuación de un millón de personas y el posterior desplazamiento de muchas de ellas tras perder sus hogares.
Por su parte, los gobiernos de China e India han tenido que reubicar a siete millones y a dos millones de “desplazados ambientales”, respectivamente, como consecuencia de diferentes desastres naturales. El aumento de la desertficación y la falta de acceso a recursos básicos por parte de la inmensa población de estos países, han hecho inhabitables algunas regiones.
Aunque es más difícil cuantificarlos, los desplazamientos a causa de fenómenos de evolución lenta como las sequías o la erosión costera, producida por el aumento del nivel del mar, también obligan a huir de sus hogares a miles de personas cada año.