La protección de la flora, la fauna, y el paisaje; y el hecho de promover una forma de relacionarse con un impacto medioambiental mínimo, trae como secuencias una protección real y visible a corto plazo, con un aumento de las poblaciones y una mejora del espacio natural; además de una repercusión económica notable en la región, informa ConcienciaEco.
UNA DE CADA CINCO ESPECIES SE ENFRENTA A LA EXTINCIÓN
La pérdida de la biodiversidad terrestre y marina en nuestro planeta, ya es un hecho comprobado. Nuestro paso por la tierra y nuestra expansión como especie ha trastocado todos los ecosistemas existentes, de hecho, ya una de cada cinco especies se enfrenta a la extinción, según los investigadores.
Los componentes de la diversidad biológica son todas las formas de vida que hay en la Tierra, incluidos ecosistemas, animales, plantas, hongos, microorganismos y diversidad genética.
Necesitamos de la Naturaleza y de su biodiversidad para vivir, sin todos estos recursos que nos proporciona, nuestra existencia también está en peligro; pero el ritmo alarmante al que crece la población mundial y todo lo que consume diariamente, le están haciendo un flaco favor.
NECESIDAD DE UNA PROTECCIÓN CONTINUA
Los hábitats naturales son imposibles de reemplazar, nuestra salud depende de toda esa cantidad de seres vivos que habitan en ellos, y de todos esos bienes y servicios de los que nos nutrimos, Un ejemplo concreto nos lo está dando la masiva desaparición de las abejas en el mundo, y por lo tanto, la de miles de plantas, que ya no podrán ser polinizadas, ni esparcirán sus semillas, con lo que esa regeneración natural de esos lugares ya está desapareciendo.
La diversidad biológica que alberga la Tierra es tal, que solamente ha sido posible gracias a millones años de evolución, esa variedad única necesita de una protección continua, es un valor de interés común para toda la Humanidad, y afecta directa o indirectamente a todos los aspectos de nuestra vida.
El cambio climático que ya palpamos, es otro de los grandes factores que influirá en la desaparición de la biodiversidad terrestre: el aumento del nivel del mar, la acidez del agua en los océanos, las inundaciones y las sequías, los huracanes, o el calentamiento global, son consecuencias reconocibles del mismo; pero ahora se le suma la migración de especies a otras latitudes, con el problema que ello supone. Se está desencadenando un caos biológico silencioso y debemos preparar medidas urgentes para que sus efectos sean lo menos dañinos posibles.