Investigadores señalan que sus impactos negativos están subestimados masivamente. Los impactos negativos del cambio climático en la vida silvestre amenazada han sido subestimados masivamente porque el calentamiento global afecta a cerca de 700 especies incluidas en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), de ellas casi la mitad de los mamíferos y casi una cuarta parte de las aves en riesgo de extinción.
Así lo afirma un equipo de investigadores de la Universidad de Queensland (Australia); la Universidad La Sapienza de Roma (Italia); la Universidad Colegio de Londres, la Sociedad Zoológica de Londres y la Universidad de Cambridge (Reino Unido); BirdLife International y la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS, por sus siglas en inglés).
En un artículo publicado en la revista ‘Nature Climate Change’, los investigadores revisaron 130 estudios, con lo que es la evaluación más completa realizada hasta la fecha sobre cómo el cambio climático afecta a las especies de mamíferos y aves más analizadas. En este sentido, apuntan que el cambio climático golpea a cerca de 700 especies incluidas en la Lista Roja de la UICN, concretamente alrededor de la mitad de los mamíferos amenazados (de un total de 873) y un 23% de las aves en riesgo (de 1.272 especies).
Actualmente, la UICN considera que sólo un 7% de los mamíferos y un 4% de la Lista Roja de Especies Amenazadas muestran una respuesta negativa al cambio climático. Los impactos para los mamíferos son amplios e incluyen una menor capacidad de aprovecharse de los recursos y de adaptarse a las nuevas condiciones ambientales. Por ejemplo, los primates y los marsupiales (muchos de los cuales han evolucionado en zonas tropicales estables) son vulnerables a cambios rápidos y fenómenos extremos provocados por el clima extremo.
Además, los primates y los elefantes, que se caracterizan por tasas de reproducción muy lentas que reducen su capacidad de adaptación a cambios rápidos en las condiciones ambientales, también son vulnerables.
Por el contrario, especies de roedores que pueden hurgar y evitar así algunas condiciones climáticas extremas son menos vulnerables. “YA NO ES UNA AMENAZA FUTURA” En cuanto a las aves, las respuestas negativas ante el calentamiento global tanto en las zonas de cría como las de no reproducción se observaron generalmente en las especies que experimentaron grandes cambios en las temperaturas en los últimos 60 años, viven en altas latitudes y tiene una baja estacionalidad térmica dentro de sus distribuciones.
Muchas especies de aves afectadas habitan en ambientes acuáticos, que se consideran entre los más vulnerables al aumento de temperatura debido a la pérdida y la fragmentación del hábitat y las floraciones de algas dañinas.
Además, los cambios climáticos en las áreas de bosques tropicales y subtropicales, ya excacerbados por la degradación del hábitat, pueden amenazar a las especies que dependen de ellos. «Es probable que muchas de estas especies tengan una alta probabilidad de verse afectadas de manera muy negativa por los futuros cambios esperados en el clima», apunta Michela Pacifici, autora principal del estudio y miembro del Programa Global de Evaluación de Mamíferos de la Universidad La Sapienza de Roma.
Por su parte, James Watson, de la WCS y de la Universidad de Queensland, indica que “el impacto del cambio climático en los mamíferos y las aves hasta la fecha está actualmente muy subestimado” y añade que conviene mejorar las evaluaciones, comunicarlas a un público más amplio y darlas a conocer a las personas que toman decisiones. “El cambio climático ya no es una amenaza futura”, apunta. Los autores recomiendan que los esfuerzos de investigación y de conservación den más atención al ‘aquí y ahora’ del impacto del cambio climático en la vida en la Tierra en foros internacionales como el Convenio sobre la Diversidad Biológica y la revisión del plan estratégico de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Fuente: La Información